Condena internacional frente a la represión en Kazajstán

La CSI ha condenado con la mayor firmeza la sentencia dictada contra el dirigente sindical Erlan Baltabay en Kazajstán. Los esfuerzos por mejorar la libertad sindical para los trabajadores y trabajadoras están una vez más comprometidos, pero los nuevos líderes del país pueden aún intervenir.

Erlan Baltabay, dirigente del sindicato de trabajadores del petróleo y la energía, con sede en la localidad de Shymkent, al sur del país, ha sido condenado hoy a siete años de prisión, además de prohibirle llevar a cabo cualquier actividad pública. Su sindicato fue disuelto por el tribunal, en el contexto de una extensa campaña contra las actividades sindicales independientes. La causa penal iniciada contra Baltabay constituye una represalia por su activismo sindical y su apoyo de principio a otros líderes de la Confederación de Sindicatos Independientes de Kazajstán (CITUK) que se vieron impuestas diversas limitaciones a su libertad. Este procesamiento, así como los de los dirigentes de la CITUK Larisa Kharkova, Amin Eleusinov y Nurbek Kushakpaev, pretenden silenciar y reprimir a los líderes de sindicatos independientes e impedir que otros asuman un papel activo en defensa de la libertad sindical en el país.

“Resulta indignante que las voces independientes de la gente trabajadora sean sistemáticamente sofocadas. La represión en Kazajstán está reconocida a nivel internacional, pero en lugar de profundizar aún más esta crisis, los nuevos dirigentes del país deberían intervenir a fin de intentar fomentar el consenso social y resolver la situación, comprometiéndose a adoptar un enfoque basado en los derechos. Se trata de un primer test decisivo para el recién electo presidente Kassym-Jomart Tokayev”, comentó Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI.

La presión internacional al Gobierno kazako ha ido en aumento, reclamándole normalizar la situación. En 2017, el propio Baltabay testificó ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT) exponiendo las medidas represivas que el Gobierno había impuesto a los sindicatos independientes en Kazajstán.

Durante la Conferencia del Centenario de la OIT, se destacó y condenó a Kazajstán por su “persistente falta de progresos” a la hora de abordar los abusos de las normas fundamentales del trabajo relativas a la libertad sindical y el derecho de sindicalización. La condena impuesta a Baltabay ha sido igualmente criticada por Human Rights Watch.

“El movimiento sindical internacional encuentra deplorable este último abuso y estamos determinados a defender y apoyar a nuestros compañeros trabajadores en su lucha. Todavía no es demasiado tarde para que el Gobierno corrija la situación, y ofrecemos nuestra ayuda, pero hace falta que envíe una señal clara de que está dispuesto a tratar a las personas que trabajan, no como sujetos a los que imponer dictados, sino como ciudadanos con derechos que han de respetarse. Kazajstán fue incluido una vez más en el índice de derechos de la CSI, como uno de los 10 peores países del mundo para los trabajadores. Los socios internacionales de Kazajstán, incluyendo los países de la UE y la OCDE, están ya advertidos de las persistentes violaciones de sus obligaciones internacionales y de su falta de respeto a las normas internacionales del trabajo”, concluyó Burrow.

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