Tras décadas de austeridad y fallidas políticas macroeconómicas dictadas por el FMI y el Banco Mundial, los servicios públicos y los sistemas de protección social se encuentran en un estado lamentable en todo el mundo. El elevado nivel de endeudamiento sustrae recursos que podrían invertirse en empleo, sobre todo en el sector de los cuidados y en trabajos respetuosos con el clima. Esto repercute gravemente en las perspectivas y el bienestar de los jóvenes.
A escala global, los jóvenes se enfrentan a retos considerables a la hora de acceder al mercado laboral y de progresar en él. Millones están desempleados o carecen de oportunidades adecuadas en materia de formación y desarrollo de capacidades. Están sobrerrepresentados en el sector de la economía informal, a menudo desempeñando trabajos precarios, mal remunerados y carentes de protección social en los sectores del comercio minorista, la hostelería y los servicios. Al mismo tiempo, muchos otros sectores se enfrentan a una grave escasez de mano de obra debido a los bajos salarios y las malas condiciones laborales.
La pandemia de covid-19 ha repercutido gravemente en el mercado de trabajo, especialmente en el caso de los jóvenes, las mujeres, los inmigrantes y otras personas que se enfrentan a discriminaciones cruzadas. Según la OIT, muchos jóvenes, sobre todo mujeres, no trabajan, ni estudian, ni reciben formación, lo cual “es un impedimento importante para la integración laboral a largo plazo”.
En un contexto de múltiples crisis, como son los conflictos, la emergencia climática y las persistentes subidas de los precios de los alimentos y la energía, los jóvenes están perdiendo confianza en los sistemas democráticos que se muestran incapaces de evitar o resolver dichas crisis.
Como jóvenes representantes sindicales de la mayor organización democrática del mundo, estamos comprometidos con la creación de un futuro mejor para los jóvenes. Esto significa:
- Hacer campaña por la democracia en el lugar de trabajo, para que todos los trabajadores y las trabajadoras jóvenes puedan afiliarse a un sindicato y negociar colectivamente, independientemente de su situación.
- Crear sindicatos inclusivos que reflejen la situación de la mano de obra y acojan a trabajadores jóvenes migrantes, discapacitados y LGBTI+.
- Formar alianzas con movimientos progresistas, en particular jóvenes activistas del clima, defensores de los derechos humanos y feministas, para restablecer la confianza en la democracia.
- Abogar por un diálogo intergeneracional para forjar una visión común hacia un sistema multilateral para el desarrollo sostenible que dé prioridad a las personas, como se indica en la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.
El Nuevo Contrato Social de la CSI, que garantiza el empleo, los derechos, los salarios, la protección social, la igualdad y la inclusión, proporciona la hoja de ruta para la lucha de los trabajadores jóvenes Por la Democracia. El 12 de agosto, únete a un sindicato para amplificar la voz de los trabajadores jóvenes por la democracia en todas partes.