En realidad Lula fue encarcelado para impedir que se presentara a las elecciones presidenciales contra el candidato de extrema derecha Jair Bolsonaro, porque las encuestas dejaban claro que habría ganado las elecciones. Fue encarcelado para impedir que el pueblo revocara el golpe parlamentario que había destituido de la presidencia a su sucesora Dilma Rousseff. Y fue encarcelado para impedir la continuidad de las políticas favorables a los pobres y al medio ambiente, que Lula y Dilma habían introducido.
El Comité de Derechos Humanos de la ONU solicitó que Lula pudiera presentarse a las elecciones presidenciales. Pero entre la élite brasileña sabían que ellos no podrían ganarlas, y por eso Dilma fue derrocada y Lula encarcelado.
Los trabajadores de Brasil están ahora pagando el precio, sufriendo un franco retroceso de las medidas en materia de justicia social, una promoción del empleo inseguro y numerosos ataques contra los sindicatos. El mafioso y corrupto régimen de Bolsonaro está atacando el medio ambiente, las mujeres y las comunidades LGTB, y complaciendo a Donald Trump en Estados Unidos.
Las organizaciones brasileñas afiliadas a la CSI apoyan que el martes 20 de agosto se lleve a cabo un día de acción mundial para poner de relieve la situación de Lula como preso político.
Participen en la campaña #LulaLibre:
- firmando la petición para que se invaliden los juicios que condujeron al encarcelamiento de Lula
- solicitando su libertad por Twitter el 20 de agosto (sobre todo entre las 12:00 y las 14:00, hora de Brasilia) utilizando los hashtags #LulaLivre #LulaLibre #FreeLula #500InjusticeDays; y
- enviando su declaración y detalles de la acción que lleven a cabo (para su registro, memoria y divulgación) a [email protected] y [email protected]