Primer plano de Souad Belaidi (Argelia – UGTA)

“Gracias a la campaña las mujeres aprendieron a reivindicar sus derechos”

“Gracias a la campaña las mujeres aprendieron a reivindicar sus derechos”

Bruselas, 29 de enero de 2007: Souad Belaidi, de 37 años de edad, coordinadora de la campaña de sindicalización de mujeres de la región de Tlemcen, expone los positivísimos resultados de la campaña, conseguidos algunos de ellos a costa de grandes sacrificios personales. Souad es la primera mujer que llegó a la dirección sindical del sector de formación de su región, Tlemcen, y fue luego nombrada para encabezar la comisión de mujeres de su región. Consiguió que se comenzara a prestar atención a los problemas específicos de la mujer. Reclama un mayor espacio para los jóvenes sindicalistas y declara estar dispuesta a comprometerse en esa lucha para preparar a quienes seguirán con el movimiento sindical..

¿Cómo y a qué edad comenzó su compromiso sindical?

Hice un curso de formación de confección de ropa prêt-à-porter pero a los 18 años comencé a trabajar en una casa de cultura de mi región, Tlemcen (oeste de Argelia). Después, tras finalizar un curso de formación pedagógica en el sector de prêt-à-porter, comencé a dar clases en un centro de formación. A los 22 años conseguí mi primer contrato de trabajo pero para lograr la titularidad en mi cargo de docente tuve que hacer frente a muchas injusticias, barreras burocráticas y discriminaciones. Como no me acobardaba ante el personal jerárquico y reclamaba mayor justicia, mis compañeras me pidieron que asumiera la dirección de la central sindical, en la que había unos cincuenta trabajadores. Tengo en mi haber una gran variedad de experiencias. También he recibido golpes pero mis compañeras y compañeros siempre me respaldaron y me llamaban “la dama de hierro”.
Luego de un mandato de tres años, me eligieron en el nivel sectorial de formación profesional de la wilaya (región), donde hay unos 9.000 trabajadores. Eso me marcó mucho porque de todos los funcionarios sindicales del sector yo era la única mujer.

¿Qué acogida le dieron sus compañeros hombres?

La verdad es que durante los dos primeros años se me alentó mucho y no tuve realmente problemas con mis compañeros hombres. Viajaba con frecuencia y conseguía resultados concretos en lo referente a asesoramiento jurídico, sensibilización e información. Transcurridos esos dos años, se decidió renovar la comisión de la mujer de la wilaya. Más de 400 mujeres me eligieron presidenta a través de voto secreto. Uno de mis principios inquebrantables es que las bases me elijan democráticamente, de lo contrario, prefiero retirarme. Tras esta elección comenzaron los problemas con los hombres. Llevé a cabo un seminario de tres días sobre la mundialización junto con el departamento de formación de la UGTA donde las mujeres fueron mayoría: 27 mujeres y 13 hombres. Eso no gustó. Los hombres decían que las mujeres les sacarían los cargos. Tampoco les gustó la gran difusión de ese seminario que hicieron los medios informativos. Entonces, los ejecutivos comenzaron a criticar el hecho de que tuviera doble responsabilidad, en el nivel del sector y en el del comité de mujeres de la wilaya.
Hice como si no sucediera nada esperando que las cosas se calmaran y gracias a eso los problemas se fueron diluyendo.

¿Qué prioridades de trabajo tenía?

Comencé a estructurar a las mujeres de los alrededores. Se afiliaban muchas mujeres procedentes de distintos sectores. Antes, esas mujeres consideraban que el sindicato era una cuestión de hombres pero al encontrarse con una mujer representando al sindicato vieron abrirse ante ellas un nuevo camino para acercarse a plantear sus problemas específicos, sobre todo, la cuestión de discriminación y promoción, como así también el acoso sexual y psicológico.
Fui a Argel a hacer un curso para formadores a fin de mejorar mi competencia y continuar profundizando mis conocimientos sobre la labor sindical. Ahora soy formadora en el Instituto Nacional de Investigaciones Sindicales. También hice un curso de formación en Turín sobre la protección social.

¿Cómo participó en la campaña de sindicalización de mujeres de la ex CIOSL y de la central canadiense CTC?

Lo hice como coordinadora de mi región. Llevamos a cabo jornadas de estudio y seminarios para las mujeres. Para ellas era algo distinto, una verdadera novedad en lo concerniente al método, que tenía un enfoque más global del mundo laboral de la mujer. Eso las alentó a defender más sus derechos. La campaña posibilitó que se acercaran mujeres de todas las edades y de todos los estratos sociales. A veces llegué a llorar cuando algunas mujeres me contaban sus tristísimas historias.

¿Cómo conjuga su compromiso sindical con sus responsabilidades familiares?

Me casé a los 17 años y tengo cuatro hijos. El mayor tiene 17 años y la más pequeña 6. Mis padres me ayudaron mucho. Mi madre fue un gran apoyo cuidando a los chicos cuando yo tenía que viajar. Mi familia estaba feliz de que yo tuviera cierto grado de responsabilidad, de que se me conociera como defensora de las personas más carecientes. Pero todo eso incidió mucho en mi vida familiar. No pude pasar mucho tiempo con mis hijos. No pude realmente disfrutar de sus primeros años de vida.
La campaña me dio mucho pero también me costó mucho sacrificio en mi vida particular. Cuando mi hijo rindió mal, todo el mundo me culpó de ese fracaso porque el día de su examen yo estaba de viaje. Felizmente, este año rindió bien y está muy orgulloso de mí y de mi trabajo.

¿Qué balance hace del seminario de evaluación de la campaña (*) que se llevó a cabo en Marrakech el pasado mes de septiembre?

Trabajamos muchísimo en esta campaña. La respuesta fue muy positiva y luego de nuestras visitas muchas veces las mujeres nos telefoneaban para mantenernos al corriente de los logros que habían podido obtener. Me resultó muy difícil hacer todos esos esfuerzos, viajar tantos miles de kilómetros y dedicar tanto tiempo a la campaña porque no tenía una visión global ni una evaluación. Pero hoy, durante el seminario, mientras miraba el video con las actividades de la campaña en Argelia en su totalidad, lloré porque me di cuenta de la dimensión del trabajo realizado y pude ver los frutos de toda esa labor. La evaluación global es realmente positiva. También me sentí muy solidaria con las compañeras marroquíes. Eso es muy alentador.

Usted subraya la necesidad de que el movimiento sindical integre más a los jóvenes, ¿qué lugar tienen en Argelia?

En nuestra central, los jóvenes siempre fueron marginados. En teoría, en el organigrama figura una comisión de jóvenes pero en la práctica esto sigue sin concretarse. Ahora bien, yo pienso que es muy importante preparar a quienes nos seguirán. En el mundo árabe hay muchos sindicalistas de edad que no quieren retirarse para dejar lugar a los jóvenes. Los acusan de no estar tan implicados como ellos en su dura lucha nacionalista, ya que para ellos, la lucha sindical y la lucha anticolonialista estaban íntimamente ligadas. A causa de esa diferencia histórica, desconfían de los jóvenes. Pero los jóvenes hacen milagros con su trabajo. Es necesario darles una oportunidad, un lugar.
Es cierto que los jóvenes reivindican más rápidamente que sus padres. Ya en la universidad se quejan cuando algo no les gusta, luchan. Desean un trabajo acorde con su formación, un trabajo decente, puestos titulares. No están dispuestos a aceptar cualquier cosa ni a pasar por lo que tuvieron que pasar sus padres.
A mí me gustaría participar en la creación de un comité de jóvenes. Quiero que eso se haga como es debido, sin atropellar ni violentar a nadie. Confío en que se concrete y estoy dispuesta a jugarme por ello.

Entrevista realizada por Natacha David.

(*) La Confederación Sindical Internacional, en colaboración con las Federaciones Sindicales Internacionales (FSI) sectoriales, lleva a cabo en todo el mundo una ambiciosa campaña internacional de sindicalización de trabajadoras denominada “Los sindicatos para las mujeres, mujeres para los sindicatos”. Dicha campaña está apuntada prioritariamente a las trabajadoras de las zonas francas de exportación, a las trabajadoras de la economía informal y a las trabajadoras migrantes. Participan en esta campaña mundial 55 centrales sindicales afiliadas a la CSI de 43 países y por lo menos 20 sindicatos de las FSI de 20 países. La misma se inscribe dentro del marco del seguimiento de la campaña de sindicalización de trabajadoras iniciada por la ex CIOSL en 2002 y que fue relanzada en 2004.
Como se recordará, dentro del marco de esta campaña mundial, la ex CIOSL había emprendido una campaña de sindicalización de dos años de duración en tres países del Magreb –Argelia, Marruecos y Mauritania-, campaña que fue apuntalada sobre todo con la publicación de una guía de la campaña en árabe.
El pasado mes de septiembre, con el respaldo de la central sindical CTC, tuvo lugar en Marrakech un seminario donde se evaluó la campaña realizada en Marruecos y Argelia. En el mismo, más de 40 mujeres sindicalistas marroquíes y argelinas evaluaron los primeros resultados de la campaña en sus respectivos países e intercambiaron las experiencias vividas en el terreno.

Léase también la entrevista a Karima Boudrouaz (Argelia–UGTA), titulada “Hay que luchar para hacer aplicar la ley sobre la igualdad”

Léase también la entrevista a Naima Bouguerjouma (Marruecos –UMT), titulada “Las mujeres comprendieron que al estar afiliadas a un sindicato tienen más derechos”

Léase también la Reseña de “Visión sindical” sobre la campaña de sindicalización de mujeres en Argelia

La CSI, fundada el 1 de noviembre de 2006, representa a 168 millones de trabajadores de 153 países y territorios y cuenta con 304 afiliadas nacionales:

Sitio web: www.ituc-csi.org