Primer plano de Karima Boudrouaz (Argelia –UGTA)

“Hay que luchar para hacer aplicar la ley sobre la igualdad”

“Hay que luchar para hacer aplicar la ley sobre la igualdad”

Bruselas, 29 de enero de 2007 (La CSI EnLínea): Karima Boudrouaz, la primera mujer que fue electa Secretaria de su región, Borj-Bou-Arriridj, se regocija por el gran cambio de mentalidad que originó en Argelia la campaña de sindicalización de mujeres (1), principalmente de parte de los hombres que, tras haber superado su desconfianza, “comprendieron que las mujeres pueden ser eficaces”.
Karima, que tiene 29 años, piensa que es “mejor hacer que decir” y ahora desea incorporarse a la lucha para dar mayor lugar a los jóvenes en el movimiento sindical argelino.

¿Qué la llevó a entrar en el movimiento sindical?

Comencé a trabajar a los 22 años, en el sector de la educación, como profesora de filosofía.
Me afilié al sindicato en el liceo donde trabajaba porque me sublevaban las discriminaciones que se hacían a las mujeres que estaban en mi entorno. Por ejemplo, si una mujer falta al trabajo, se le aplica una sanción pero si es un hombre el que falta, no sucede nada. También es flagrante la discriminación en materia de ascensos. Aunque la mayoría de los docentes son mujeres, algunas de ellas tienen 25 años de antigüedad pero nunca se les dio el más mínimo ascenso.
Hace tres años que no trabajo como docente sino que me desempeño como secretaria de formación y educación sindical y son también la secretaria de la comisión de la mujer de mi wilaya (región), Bordj-Bou-Arriridj. En julio de 2005, gracias al trabajo que hice en la comisión de la mujer, fui la primera mujer elegida para ocupar el cargo de Secretaria de wilaya de mi sector. Desde entonces, otras mujeres de Argelia se han sumado a este logro.

¿Qué prioridades se fijó al comienzo?

Comencé por escuchar las experiencias de otras personas, aprovechando principalmente las experiencias hechas en otros lugares durante un seminario de mujeres sindicalistas que tuvo lugar en Argel. Lo primero y principal es conocer la ley, estar bien al corriente de los derechos de la mujer en el trabajo. La ley estipula la igualdad pero hay que luchar para conseguir que se la aplique.
En segundo lugar está el problema del acoso sexual, tan presente en mi wilaya como en todo el resto del país.
Hemos trabajado mucho con las bases. Gracias a lo que se hizo en la comisión de la mujer pudimos sindicalizar a numerosas mujeres de distintos sectores. En la región ahora tenemos 3.000 afiliadas, 500 de ellas se ocupan de animar los distintos núcleos de mujeres de los diferentes sectores de actividad.

Concretamente, ¿cómo se pone en contacto con esas trabajadoras?

Para establecer el primer contacto en los lugares de trabajo es necesario conseguir primero autorización para entrar, derecho que está estipulado por ley. Si alguien intenta entonces impedírmelo de una u otra manera, le respondo que es un derecho, que es la ley.

¿Cuál fue la primera reacción de las mujeres con las que se puso en contacto?
Se interesaron muchísimo de inmediato ya que era la primera vez que, en nombre de la oficina sindical de la mujer de la wilaya, era una mujer la que estaba dispuesta a escuchar sus problemas específicos, como el acoso sexual, las discriminaciones en materia de ascensos y otras injusticias. Yo conocía todos esos problemas por mi propia experiencia laboral. Había mujeres de todas las edades. Generalmente las jóvenes también se quejaban de que no les pagaban los salarios. Como muchas jóvenes tienen contratos por duración determinada, no les pagan al finalizar el mismo. Los problemas que plantean las de más edad se refieren más bien a que les cierran las posibilidades de avanzar y ascender.

¿Qué reacción tuvieron los hombres?

Al principio hubo muchas reacciones negativas de parte de los hombres porque pensaban: “¡Cómo va a haber un sindicato de mujeres!” Pero con el tiempo comprendieron que las mujeres podían ser eficaces y obtener resultados. Entonces cambiaron de opinión. Ahora hay inclusive hombres que vienen a plantear sus problemas a la comisión de la mujer. Es increíble el cambio que se ve en la situación al cabo de nada más que tres años.

¿Puede dar algunos ejemplos concretos de las acciones realizadas?

En el sector de salud de mi wilaya, las parteras protestaron porque no había ginecólogos en los lugares de trabajo. En ese caso, si hay problemas en un parto, la partera es jurídicamente responsable y puede ir a la cárcel. Nos reunimos con el director del hospital para plantearle el problema. Durante el primer tiempo no cambió nada, por lo que elevamos nuestra protesta al nivel superior del director de salud. No se hizo nada, así que llevamos a cabo una asamblea general de parteras y otras trabajadoras del hospital y dijimos que si no se hacía nada organizaríamos una sentada que tendría gran difusión en los medios informativos. Como no obtuvimos nada con esa amenaza, llevamos a cabo esa sentada y después de ella el problema fue solucionado muy rápidamente, comprometiéndose el Wali en persona a colocar ginecólogos en la maternidad y a mejorar las condiciones de salubridad en el trabajo.

¿Se le presentaron casos concretos de acoso sexual?

Hace poco, una trabajadora sindicalizada del sector de salud, cuya excepcional calidad profesional es reconocida por unanimidad, fue trasladada brutalmente por su jefe de servicio por haber defendido a una compañera víctima de acoso sexual de parte de ese mismo jefe de servicio. Cuando habló con la comisión de la mujer estaba asustadísima. Hablamos con el director del hospital y éste se comprometió a devolverle inmediatamente su puesto. La noticia se propagó como reguero de pólvora en el hospital y eso reforzó mucho la imagen de la comisión de la mujer, a la que se le presentaron luego otros cinco casos de acoso sexual.

¿Usted considera que hay mucho que hacer para cambiar la imagen de los sindicatos?

Estimo que ser sindicalista significa ser defensora de los pobres. En mi sector de educación se criticaba mucho a los funcionarios sindicales, que no hicieron suficiente para ayudar a los trabajadores de las bases. Esa actitud dio origen a la imagen negativa de los sindicatos, preocupados ante todo por defender sus propios intereses. En la comisión de la mujer nosotras pensamos que “vale más un acto que mil palabras”. En lugar de hacer hermosas promesas es preferible poder mostrar resultados concretos.

¿Le ha causado problemas personales su compromiso sindical?

Mi familia y mis amigos me respaldaron desde el comienzo. Mi padre es un hombre inteligente que considera que la mujer tiene derecho a la libertad y que el único límite de ésta es la libertad de los demás. Es una cuestión de responsabilidad individual.

¿Qué dificultades específicas tienen las trabajadoras y trabajadores jóvenes de Argelia?

El principal problema de los jóvenes es el desempleo, sobre todo, en las grandes ciudades, pero los contratos con duración determinada también constituyen un problema grave. Todo el mundo querría tener un trabajo estable. Muchas veces, al cabo de seis meses de trabajo, los jóvenes vuelven a quedarse sin trabajo y no tienen derecho al más mínimo subsidio. Entre los “desempleados jóvenes” hay muchos universitarios, ingenieros, médicos... Algunos se vuelven a casa de sus padres pero es algo duro de hacer. Por eso muchos de ellos terminan en el sector informal.

Concretamente, ¿cómo piensa luchar para que se dé más lugar a los jóvenes en el movimiento sindical argelino?

El último congreso de la UGTA decidió crear una comisión de jóvenes pero la misma todavía no se ha concretado. Hace poco participé en una reunión de jóvenes sindicalistas del Magreb, llevada a cabo en Túnez por la UGT (Túnez) y la CFDT(Francia). Allí me enteré de las experiencias de otros países y al cabo de esa reunión, como delegada argelina, me comprometí a participar en la formulación de un plan de acción concreto para fines de 2006. Quise aprovechar esa ocasión porque el Congreso de la UGTA decidió crear una estructura para los jóvenes y ahora es necesario pasar a la práctica. Con otras chicas y muchachos sindicalistas, como Souad Belaidi (2), quien también participa activamente en la campaña de sindicalización de mujeres, estamos trabajando para concretar la creación de esa comisión de jóvenes y estoy dispuesta a asumir la presidencia provisional hasta que se llegue a una estructuración definitiva.

(1) La Confederación Sindical Internacional, en colaboración con las Federaciones Sindicales Internacionales (FSI) sectoriales, lleva a cabo en todo el mundo una ambiciosa campaña internacional de sindicalización de trabajadoras denominada “Los sindicatos para las mujeres, mujeres para los sindicatos”. Dicha campaña está apuntada prioritariamente a las trabajadoras de las zonas francas de exportación, a las trabajadoras de la economía informal y a las trabajadoras migrantes. Participan en esta campaña mundial 55 centrales sindicales afiliadas a la CSI de 43 países y por lo menos 20 sindicatos de las FSI de 20 países. La misma se inscribe dentro del marco del seguimiento de la campaña de sindicalización de trabajadoras iniciada por la ex CIOSL en 2002 y que fue relanzada en 2004.
Como se recordará, dentro del marco de esta campaña mundial, la ex CIOSL había emprendido una campaña de sindicalización de dos años de duración en tres países del Magreb –Argelia, Marruecos y Mauritania-, campaña que fue apuntalada sobre todo con la publicación de una guía de la campaña en árabe.
El pasado mes de septiembre, con el respaldo de la central sindical CTC, tuvo lugar en Marrakech un seminario donde se evaluó la campaña realizada en Marruecos y Argelia. En el mismo, más de 40 mujeres sindicalistas marroquíes y argelinas evaluaron los primeros resultados de la campaña en sus respectivos países e intercambiaron las experiencias vividas en el terreno.

(2) Léase también la entrevista a Souad Belaidi (Argelia – UGTA), titulada “Gracias a la campaña las mujeres aprendieron a reivindicar sus derechos”

Léase también la entrevista a Naima Bouguerjouma (Marruecos –UMT), titulada “Las mujeres comprendieron que al estar afiliadas a un sindicato tienen más derechos”

Léase también la Reseña de “Visión sindical” sobre la campaña de sindicalización de mujeres en Marruecos.

La CSI, fundada el 1 de noviembre de 2006, representa a 168 millones de trabajadores de 153 países y territorios y cuenta con 304 afiliadas nacionales
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