Primer plano de Carlos Mamani Condori (ONU - Cuestiones Indígenas)

Chaco: “La alianza entre los pueblos autóctonos y los sindicatos es muy importante”.

Profesor de historia y activista indígena en La Paz (Bolivia), Carlos Mamani, que cumple su mandato de cuatro años como Presidente del Foro Permanente de las Naciones Unidas para Cuestiones Indígenas, denuncia la situación “extremadamente alarmante” que viven los pueblos indígenas guaraníes en el Chaco, y explica cómo la alianza entre los sindicatos y los pueblos indígenas puede ser de ayuda para la lucha por los derechos fundamentales de estos pueblos, víctimas de discriminaciones múltiples.

¿Podría explicarnos el trabajo del Foro de las Naciones Unidas para Cuestiones Indígenas que usted preside?

Nuestra acción se deriva del mandato que nos ha sido otorgado por las Naciones Unidas y consiste en el examen de las grandes cuestiones referidas a los pueblos indígenas: el desarrollo económico, social, cultural, medioambiental y los derechos humanos.

Supervisamos la aplicación de la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, de 2007. Promovemos y divulgamos todo lo que afecta a los intereses de los pueblos indígenas de todo el mundo. Nuestro Foro está compuesto por 16 expertos internacionales, y yo soy uno de ellos. Cada año organizamos una cumbre de dos semanas en la que se reúnen representantes de comunidades indígenas del mundo entero.

Usted asistió hace poco al seminario (*) de la CSI-CSA dedicado al trabajo forzoso en Paraguay, y más concretamente en la región del Chaco. ¿Cómo describiría usted la situación en el Chaco?

Empecemos, en primer lugar, por definir de qué estamos hablando. El Chaco no se limita a Paraguay sino que se extiende igualmente por Brasil, Argentina y Bolivia. Tan sólo en Bolivia abarca tres departamentos (Estados), y en Paraguay ocupa una superficie de 200.000 kilómetros cuadrados, es decir casi la mitad del territorio nacional.

La situación es sumamente alarmante. La situación de los pueblos indígenas es para mí motivo de tristeza y de profunda preocupación. No es neocolonialismo, se trata de colonialismo puro y duro. Para los pueblos indígenas es como si el colonialismo nunca hubiese dejado de existir. Y lo peor es que los abusos más graves han sido instigados por los menonitas (colonos cristianos de origen alemán), partiendo de su convicción de “pueblo elegido de Dios” y de “tierra prometida”. Es un sistema de apartheid.

Por lo general, América Latina sigue funcionando conforme a las reglas del sistema colonial español. Asimismo podríamos afirmar que aquí, en Paraguay, el colonialismo nunca ha dejado realmente de existir. Es más, estamos experimentando una expansión del colonialismo.

La Guerra del Chaco en la que lucharon mi país (Bolivia) y Paraguay, entre 1932 y 1936, por el control del territorio, se asemejaba a un conflicto colonial, puesto que el territorio no pertenecía a ninguno de los dos países – pertenecía, y sigue perteneciendo hoy en día, a los indígenas guaraníes. Las víctimas de esta guerra fueron los guaraníes, los cuales han caído en el olvido.

El Chaco fue cedido a los menonitas para que poblaran la región – un concepto típicamente colonialista. Cuando los colonos españoles llegaron aquí, también se sintieron tentados a “poblar” los territorios conquistados.

Antes de la conquista española la población guaraní alcanzó cerca de los cuatro millones de habitantes. Hoy en día se calcula que la cifra es de 300.000. Se habla del genocidio de los turcos contra los armenios, del genocidio de la Alemania nazi contra los judíos... Pero para mí, en este caso, también se trata de un genocidio.

Estas son unas denuncias sumamente fuertes. ¿Qué medidas concretas pueden usted y el Foro de la ONU tomar para mejorar la situación?

Nuestro mandato es exponer los hechos y mostrarle al mundo lo que está sucediendo. Nuestro deber es exponer las condiciones políticas, sociales y económicas. Es imperioso declarar inequívocamente que este territorio pertenece a los pueblos indígenas.

Pero ninguno de los pueblos indígenas aspira a la independencia. ¿Cómo van a ser independientes si ellos son los dueños originales del territorio? Lo que buscan es la autogobernanza en el contexto de la autonomía.

Otra cuestión que está a la orden del día es la concerniente al acceso transfronterizo, puesto que los pueblos en cuestión ocupan los países que ya he mencionado. Sin embargo nosotros no hablamos de secesión. El territorio del Chaco ha sido repartido entre cuatro naciones y nos hace falta, por tanto, un tratado especial donde esto quede reflejado, a fin de remediar el problema de la libertad de movimiento a través de las fronteras coloniales impuestas.

Se trata de libertades fundamentales. Ha tenido lugar una discriminación permanente. Los indígenas son tratados como ciudadanos de tercera, o incluso de cuarta categoría; no tienen derecho a hablar su propio idioma, ni a practicar su propia religión. Son víctimas del supuesto “Desarrollo”. Pero el “Desarrollo” para nosotros en un holocausto.

Habrá gente que diga que las Naciones Unidas no son más que una “tribuna vacía”. ¿Qué piensa usted de eso?

Las Naciones Unidas son la única organización internacional que lucha por la defensa de los derechos de los pueblos indígenas. Sin la ONU, perderíamos a un amigo poderoso. La ONU experimenta sin duda dificultades; las cosas necesitan su tiempo. Hasta el momento la ONU sigue sin disponer de un representante permanente, de una sede permanente para los pueblos indígenas. Pero constituye, a pesar de todo, una voz potente para los pueblos indígenas.

¿Cómo puede el movimiento sindical internacional contribuir a esta lucha?

Históricamente, en América Latina, el movimiento indígena se ha beneficiado de una ayuda importante por parte de los sindicatos, de los partidos marxistas y de los medios de comunicación internacionales.

Aquí en Paraguay, la alianza entre los pueblos autóctonos y los sindicatos es muy importante. Por ejemplo, si queremos denunciar el trato que reciben los trabajadores indígenas y la explotación que sufren, lo podemos hacer a través de los sindicatos. Como los sindicatos son miembros de la OIT, están en posición de llevar la lucha a escala internacional.

Su país, Bolivia, ha sido escenario de progresos muy concretos en la lucha por los derechos autóctonos. ¿Qué podemos aprender de la experiencia boliviana?

La explotación que encontramos aquí es la misma que en los demás países en desarrollo. Lo único que los gobiernos y las transnacionales quieren es explotar los territorios autóctonos. Destruyen las casas, establecen milicias privadas y dividen las comunidades. Son entidades que están dotadas de leyes y de programas supuestamente centrados en la “responsabilidad social”, pero en realidad no se trata más que de operaciones cosméticas destinadas a desviar las críticas y a evadir las verdaderas responsabilidades.

Paraguay sigue estando dotado de un sistema sumamente débil, heredado de su pasado dictatorial. En cambio Bolivia ha experimentado unos progresos notables. Hemos adoptado la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas a título de legislación nacional boliviana. En Bolivia los territorios autóctonos están considerados como tierras usurpadas, de modo que a partir de 2008 se puso en marcha un proceso de restitución. Lo que está sucediendo en Bolivia es un ejemplo para el resto del Chaco.

Entrevista realizada por David Browne (foto David Browne)

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