La nueva legislación de Bangladesh sigue sin proteger los derechos de los trabajadores

Las enmiendas tan largamente esperadas a la Ley del Trabajo de Bangladesh, aprobadas por el Parlamento a principios de esta semana, no protegen los derechos de los trabajadores y las trabajadoras a la libertad sindical, situándose muy por debajo de las normas internacionales del trabajo.

Los obstáculos a la organización de un sindicato y a la negociación colectiva con los empleadores continuarán haciendo que sea extremadamente difícil para los trabajadores y las trabajadoras negociar salarios justos y condiciones de trabajo decentes y seguras. La ausencia de los sindicatos en la gran mayoría de los lugares de trabajo es lo que ha mantenido hasta ahora los salarios en los actuales niveles de pobreza y ha permitido a los empleadores obligar a los trabajadores a trabajar en condiciones peligrosas, incluso mortales. Los desastres de Rana Plaza y Tazreen Fashions han demostrado qué tan vulnerables pueden ser los trabajadores y las trabajadoras sin la protección de sindicatos fuertes.

Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI, afirmó que “Los trabajadores y las trabajadoras de Bangladesh y la comunidad internacional tenían grandes expectativas de que el Gobierno finalmente legislara para proteger los derechos de los trabajadores. Parece que los propietarios de las fábricas triunfaron de nuevo por encima de sus trabajadores a través de grupos de presión entre bastidores y de su propio poder político como miembros del Parlamento. Si bien la nueva ley refleja algunos cambios positivos, incluido en la seguridad y la salud en el trabajo, el Gobierno fracasó en gran medida en hacer valer sus obligaciones de mejorar los derechos fundamentales de los trabajadores”.

Categorías enteras de trabajadores y trabajadoras, como los cientos de miles que trabajan en las zonas francas del país, siguen teniendo prohibido formar un sindicato. Solamente están autorizados a formar asociaciones, que en la práctica tienen poco poder para mejorar las condiciones de trabajo en esas zonas.

El Gobierno ya no dará a los empleadores la lista de activistas sindicales que soliciten el registro, la cual era utilizada anteriormente para despedir a los sindicalistas. A principios de este año, el Gobierno levantó lo que era una prohibición de hecho sobre el registro de sindicatos en el sector de la confección, y en los últimos meses se han registrado cerca de 30 sindicatos. Este es un progreso, aunque sigue planteando dudas de si va a continuar o no el registro. Los dirigentes de algunos de estos nuevos sindicatos ya han sido víctimas de discriminación antisindical, incluyendo agresiones físicas, amenazas y despidos por una actividad que ejercen lícitamente. Durante años, el Gobierno ha fracasado rotundamente en hacer cumplir la legislación laboral. La CSI hace un llamamiento al Gobierno de Bangladesh para que vele seriamente por la aplicación de la ley, incluyendo la relativa a la discriminación antisindical, así como la seguridad y la salud en el trabajo.

“La CSI mantendrá e incluso aumentará la presión sobre Bangladesh hasta que los trabajadores y las trabajadoras puedan ejercer sus derechos laborales fundamentales. Instamos a todos los Gobiernos, incluidos los EE.UU. y la UE, a hacer lo mismo”, exhortó Sharan Burrow. “También hacemos un llamado al Gobierno de Bangladesh para iniciar inmediatamente un nuevo proceso tripartito para elaborar y adoptar las reformas legales que deberían haber sido aprobadas esta semana.”