Foro político de la UE sobre el desarrollo: Posición sindical respecto al papel del sector privado en el desarrollo

Los días 28 y 29 de noviembre tuvo lugar en Bruselas la tercera reunión del Foro Político de la UE sobre el Desarrollo (PFD). La delegación sindical, organizada por la Red Sindical de Cooperación al Desarrollo (RSCD), estuvo integrada por representantes de la CSI-África, la CSI-Asia Pacífico, la Confederación Sindical de Trabajadores/as de las Américas (CSA), el Consejo Regional Paneuropeo (CRPE), la CES y la CSI.

La primera reunión formal trató sobre temas de importancia esencialmente política relevantes en el desarrollo, despertando un enorme interés entre los colectivos interesados, específicamente en cuanto al papel del sector privado en el desarrollo. La Comisión Europea presentó su Mapa de Ruta (al que seguirá a principios de 2014 una Comunicación estratégica) al respecto. Aunque el tiempo disponible para el debate podría haber sido mayor y contarse con modalidades de consultas mejor estructuradas, los sindicatos [1] tuvieron la oportunidad de estar entre los principales ponentes, junto con los empleadores y las cooperativas.

El actual paradigma de la CE en cuanto al papel del sector privado en el desarrollo, contenido en su Comunicación respecto al Programa para el Cambio [2], es bastante simple y directa: si queremos que haya desarrollo, necesitamos crecimiento económico y, automáticamente vinculado a ello, creación de empleo que promueva dicho desarrollo. Los empleos y el “crecimiento” son suministrados por el sector privado que necesita contar con todo el apoyo posible (incluyendo combinación de subvenciones y préstamos, asociaciones público-privadas, etc.) para atraer/apalancar su implicación y su impacto en el desarrollo. Esto se engloba en un marco más amplio caracterizado por la creciente escasez de recursos financieros para el desarrollo (AOD) y la persistente crisis económica en Europa.

A pesar de este enfoque ‘simplista’ sigue habiendo algunos interrogantes fundamentales que plantear. Pero por lo visto podrían quedar sin responder, puesto que la Comisión parece estar dispuesta a sacrificar ciertos principios en aras de contrarrestar rápidamente las acuciantes necesidades provocadas por la disminución de recursos. ¿Implica ello que los intereses del sector privado, que por naturaleza aspiran a obtener beneficios, puedan equipararse fácilmente a objetivos de desarrollo, apuntando a luchar contra la pobreza y las desigualdades? ¿Resulta realmente efectivo apoyar a los actores del sector privado europeo para impulsar el crecimiento económico y los procesos de desarrollo en los países asociados? Y una vez más, ¿Es justo hacerlo con recursos públicos originalmente asignados a la cooperación al desarrollo? Por supuesto, estas cuestiones no son nuevas, pero siguen siendo válidas y, sorprendentemente, también resultan relevantes para las políticas internas de los Estados miembros de la UE, en lo que respecta a las relaciones entre actores públicos y privados.

Tal como señala la declaración sindical sobre el Mapa de Ruta de la Comisión, “no existe una relación automática de causa-efecto entre el desarrollo del sector privado y la creación de trabajo decente, particularmente en el caso de las empresas multinacionales (EMN) que operan en países en desarrollo dónde el déficit de derechos laborales se utiliza como principal argumento para atraer la inversión del sector privado”. Recientes experiencias en cuanto a políticas de RSC o sistemas voluntarios similares han puesto de manifiesto la necesidad de enmarcar y organizar la implicación del sector privado en el desarrollo con obligaciones vinculantes, incluyendo una auténtica evaluación de resultados en los programas de desarrollo.

El cumplimiento de las normas del trabajo de la OIT y los compromisos medioambientales, el diálogo social, la rendición de cuentas/transparencia corporativa, la apropiación nacional, y unos principios respecto a la eficacia del desarrollo deben ser los criterios obligatorios clave para cualquier participación de actores del sector privado en programas de desarrollo.

Esta debería ser la posición de la UE en su futura Comunicación, una postura que sería consistente y coherente con comunicaciones previas y políticas permanentes [3], y sobre todo y ante todo, con su propio modelo social y sus políticas internas que han conducido sin lugar a dudas a logros sociales avanzados en la historia europea.

Paola Simonetti,
Asesora Política de la CSI / Secretariado de la RSCD

- Ver: Respuesta sindical al Mapa de Ruta de la CE en relación con la Comunicación sobre “Refuerzo del papel del sector privado para lograr un crecimiento inclusivo y sostenible en los países en desarrollo”
- Pagina web del Foro político sobre el desarollo