El Banco Mundial da un gran paso con respecto a las normas del trabajo

Ayer, el Presidente del Banco Mundial, Sr. Paul Wolfowitz, anunció que el Banco ha decidido que en todos los proyectos de infraestructuras que el mismo financie en el futuro se deberán respetar plenamente las normas fundamentales del trabajo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).


Bruselas, 15 de diciembre de 2006 : Ayer, el Presidente del Banco Mundial, Sr. Paul Wolfowitz, anunció que el Banco ha decidido que en todos los proyectos de infraestructuras que el mismo financie en el futuro se deberán respetar plenamente las normas fundamentales del trabajo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)). Wolfowitz comunicó esa decisión en el curso de una reunión llevada a cabo en Washington con funcionarios sindicales internacionales. Proyectos que se financian anualmente por un valor de alrededor de US$8.000 millones quedarán ahora comprendidos dentro de las nuevas exigencias, las cuales están destinadas a garantizar los derechos de los trabajadores a sindicación y negociación colectiva, a que no se los discrimine en los lugares de trabajo y a luchar por la erradicación del trabajo infantil y del trabajo forzoso.

“Ésta es una importante medida que apunta en la dirección adecuada y nos complace que el Banco Mundial haya ahora aceptado nuestra propuesta. Con ello se refuerza la importancia de los derechos fundamentales de los trabajadores dentro de la economía mundializada y se muestra que las demás instituciones financieras y económicas también deben conformarse plenamente a esas normas”, dijo Guy Ryder, Secretario General de la CSI.

La Corporación Financiera Internacional (CFI)- sección del Banco Mundial destinada a los préstamos privados- aplica desde mayo 2006 ese mismo criterio. La delegación sindical se reunió asimismo con el Sr. Lars Thunell, Vicepresidente Ejecutivo de la CFI, para discutir la aplicación de las normas laborales.

Durante su reunión con el Sr. Rodrigo de Rato, Director Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), los dirigentes sindicales plantearon sus serias preocupaciones por la creciente influencia mundial de los fondos de contingencia y de las inversiones privadas especulativas. De Rato respondió exponiendo la intención del FMI de aumentar la investigación y sus expertos en materia de repercusión de dichos fondos y de la especulación financiera en quienes realmente toman las decisiones económicas y puso énfasis en la crucial importancia de la estabilidad macroeconómica para establecer la base de un crecimiento económico de largo plazo con baja inflación.

En la delegación sindical había representantes de 35 países de todas las regiones del mundo, entre quienes de contaban afiliadas de la CSI, las Federaciones Sindicales Internacionales y la Comisión Sindical Consultiva (CSC) ante la OCDE. Sus integrantes participaron en tres días de reuniones con otros funcionarios a fin de discutir la repercusión de los programas de esas instituciones sobre trabajo decente y condiciones de trabajo.

La delegación sindical señaló las graves incoherencias existentes en el trato que el Banco Mundial hace de las normas fundamentales del trabajo y de otras cuestiones laborales. Entre ellas, se habló de un informe que el Banco Mundial presentó el mes pasado ante el gobierno de China donde el Banco le aconsejaba a dicho gobierno no tomar en serio las “denominadas normas del trabajo”. La delegación sindical le recordó a los representantes del Banco que en China están teniendo lugar muchísimas violaciones del derecho de sindicación y que ésa es una de las razones por las que en ese país va creciendo la desigualdad. Al aconsejar a China –un importante cliente del Banco- que evite prestar atención a las normas fundamentales del trabajo, el Banco contribuye a que se sigan violando dichas normas. La delegación señaló asimismo las negativas repercusiones de los préstamos exteriores de China porque se hacen sin normas sociales ni ambientales y, en ciertos casos, inclusive comprenden algunas formas de trabajo en condiciones de servidumbre.

El Secretario General de la CSI -Guy Ryder- criticó al Banco Mundial y al FMI por continuar utilizando su publicación Haciendo negocios como parangón para su política de asesoramiento y condiciones por país con respecto a la reforma del mercado laboral. Subrayó que en Haciendo negocios prácticamente se considera que todas las formas de reglamentación laboral –como las horas de trabajo, los salarios mínimos, el preaviso de despidos masivos y la protección contra prácticas discriminatorias- son impedimentos para “hacer negocios”. “Le reclamamos al Banco que retire la reglamentación laboral del mandato de su departamento del sector privado encargado de esa publicación.”

Wolfowitz –del Banco Mundial- coincidió en que se debería revisar la metodología de la publicación Haciendo negocios, especialmente en lo referente a la discutible propuesta de que el despido fácil de los trabajadores se considere un elemento positivo de la reglamentación comercial. Se comprometió a examinar el informe de China y reconoció que es inaceptable cualquier sugerencia en el sentido de que no sea necesario que China respete los derechos humanos básicos.

Otras de las discusiones mantenidas con el FMI y el Banco Mundial se refirieron a la recientemente ampliada iniciativa sobre la cancelación de la deuda de los países de bajos ingresos, al respaldo del Banco para los programas de VIH/SIDA de los lugares de trabajo y a las medidas que ambas instituciones sostienen haber tomado para reducir las condiciones en materia de política económica que acompañan sus préstamos y el alivio de la deuda en cuestiones como privatización, liberalización comercial y límites para los gastos públicos. Los representantes sindicales se alegraron por haber hecho progresos en estos ámbitos y pidieron a las instituciones que aceleren la reducción de la condicionalidad que, en algunos casos, ha hecho que el Banco Mundial y el Fondo trabajen en contradicción con el sistema de la ONU e impide alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio, por ejemplo, cuando se obliga a los gobiernos a limitar sus gastos sociales a fin de respetar los topes para los gastos públicos impuestos por el FMI.

Lo que antecede mostró la necesidad de que el FMI y el Banco Mundial trabajen junto a la OIT y a otros organismos especializados de la ONU en iniciativas sobre coherencia política, según propuesto por la Comisión sobre la Dimensión Social de la Globalización, propuesta que han aplaudido ambas instituciones, al igual que la OIT y otros organismos especializados de la ONU. Además, la CSI presentó ante el FMI un texto mostrando cómo las recetas políticas inadecuadas hicieron que diversos gobiernos de países en desarrollo, con el respaldo de los sindicatos de esos mismos países, evitaran tomar más empréstitos del Fondo.

Tanto Wolfowitz como de Rato coincidieron en la condena que hacen los sindicatos de la corrupción, considerándola un impedimento para el desarrollo, y se refirieron al papel que los sindicatos pueden desempeñar para sacar a relucir la corrupción y combatirla.

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