Declaración de la CSI para el Primero de mayo de 2009

Acabar con la crisis y transformar la economía mundial

Acabar con la crisis y transformar la economía mundial

Bruselas, 30 de abril de 2009 (CSI En línea): El mundo se enfrenta a la crisis económica más grave experimentada a lo largo de más de 60 años. Decenas de millones de puestos de trabajo están perdiéndose debido a la codicia, el saqueo y la incompetencia que, a lo largo de décadas de desregulación del mercado libre, han conducido al mundo a una profunda recesión. La pobreza y la desigualdad a escala mundial están aumentando rápidamente y los trabajadores y trabajadoras de todo el mundo tienen que hacer frente a niveles de inseguridad sin precedentes en los últimos tiempos.

Los sindicatos exigen medidas de largo alcance, urgentes y coordinadas para sacar al mundo de la recesión. Los gobiernos deben actuar para conservar a la población activa en su empleo y crear nuevos puestos de trabajo, a fin de evitar una crisis aún más profunda y más duradera. Estas acciones son esenciales, pero no bastan por sí solas.

Exigimos por lo menos una completa transformación de la economía mundial. Es necesaria una nueva economía global, fundada en la justicia social y capaz de:

• Ofrecer un trabajo decente, con pleno respeto de los derechos sindicales, para todos;

• Basarse en una gobernanza mundial eficaz, democrática y responsable, que dé prioridad a las necesidades de las personas;

• Asegurar una enérgica reglamentación financiera, poner la financiación al servicio de la economía real y la economía real al servicio de las personas;

• Garantizar el respeto de los derechos de todos los trabajadores y trabajadoras y poner fin a la pobreza, la desigualdad, la discriminación y la explotación y

• Asegurar la sostenibilidad a través de la inversión verde y puestos de trabajo verdes.

Los gobiernos tienen la responsabilidad y la posibilidad de construir una nueva economía mundial. El movimiento sindical exigirá a los gobiernos que se apresuren a cumplir con esta responsabilidad e insistirá en participar plenamente a todos los niveles para hacerla una realidad.

No vamos a aceptar un retorno a la política de avaricia, que permitió a una pequeña élite acumular riquezas a expensas de la mayoría, que hizo posible robar a los trabajadores y trabajadoras su dignidad y su seguridad. Un elemento fundamental de esta posición es restablecer el papel del Estado en la regulación del sector privado y garantizar la aportación pública para satisfacer las necesidades sociales fundamentales. Décadas de ideología de libre mercado han debilitado las funciones esenciales del Estado como regulador y proveedor. El FMI y el Banco Mundial han desempeñado un papel importante al hacer que los gobiernos cumplieran aplicando esta desacreditada ideología. Ahora, estas instituciones se han dado enormes responsabilidades y recursos para luchar contra la recesión. Sus estructuras y sus políticas, así como las de la OMC, deben cambiar radicalmente para hacer posible la nueva economía mundial.

Es preciso darse cuenta del papel central que desempeña el trabajo decente en la nueva economía mundial. El trabajo decente es esencial para satisfacer las necesidades y aspiraciones de la población de todos los lugares del mundo y es la única manera sostenible de restablecer la demanda de bienes y servicios. Los derechos de sindicalización y de negociación colectiva son fundamentales para mantener y mejorar los niveles de vida y estimular el crecimiento. Hacemos un llamamiento a los líderes del mundo para que acuerden urgentemente el Pacto Global del Empleo a fin de ofrecer trabajo decente e insistimos en que la OIT sea situada en el centro de la gobernanza de la economía mundial.

La principal causa de la crisis ha sido la supresión de las normas que rigen la banca y las finanzas. Se precisa una enérgica reglamentación nacional. Sin embargo, en una economía mundial, ningún país puede aplicar adecuadamente una regulación de forma aislada, ni ningún país puede por sí solo poner fin al fraude de que son víctimas los contribuyentes debido al gran flujo de dinero que se escapa a los paraísos fiscales. Los gobiernos tienen que trabajar conjuntamente para diseñar las nuevas normas y ponerlas en práctica, y deben hacerlo sin demora.

Los líderes del mundo se han reunido muchas veces para prometer que van a poner fin a la pobreza y el hambre, para prometer que van a hacer lo necesario y garantizar el respeto de los derechos fundamentales en el trabajo y en la sociedad. Sin embargo, el sistema económico que han creado hace que las numerosas promesas hechas sigan siendo meras palabras, mientras que la crisis actual se está utilizando como excusa para despojar a los trabajadores y trabajadoras de sus derechos y prestaciones. La nueva economía mundial debe apoyar, no socavar, los eternos y universales derechos consagrados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y las normas fundamentales del trabajo de la OIT.

Se está acabando el tiempo para salvar al planeta de los estragos del cambio climático. La nueva economía mundial debe ser una economía verde, donde los puestos de trabajo en sectores de altas emisiones de carbono se transformen en puestos de trabajo en sectores de baja emisión de carbono y donde se garantice la inversión para esta transformación y la creación de nuevos empleos verdes. La comunidad mundial debe ponerse de acuerdo este año, en la Cumbre del Clima de Copenhague, para tomar medidas de gran alcance destinadas a reducir las emisiones, desarrollar una infraestructura verde así como puestos de trabajo verdes y garantizar que la transición a la economía verde sea justa y equitativa.

Las economías más importantes del mundo abrieron para empezar, en la Cumbre del G20 en Londres, la posibilidad de trabajar en la nueva economía mundial. Estuvieron de acuerdo en que el empleo es fundamental para la recuperación y en que debe haber una nueva regulación, una cooperación y una reforma a escala mundial. Se comprometieron a trabajar en una Carta para la Globalización Sostenible, que podría convertirse en un modelo para el tipo de economía mundial que exigen los trabajadores y las trabajadoras. Sin embargo, éstos no son todavía más que los primeros pasos necesarios a lo largo de la ruta.

Los sindicatos del mundo entero no cejaremos en nuestra búsqueda de una nueva economía mundial. Cimentados en nuestras firmes tradiciones de solidaridad mundial, nuestra capacidad para movilizar a favor del cambio y nuestra determinación para hacer que los responsables decisorios asuman la responsabilidad de sus acciones, seguiremos nuestro programa para el cambio conjuntamente con los gobiernos, en la Organización de las Naciones Unidas y el G20 y en todos los foros importantes.

De las ruinas de la crisis debe surgir una nueva era de prosperidad, igualdad, democracia y paz. Proclamamos nuestra firme voluntad de hacer realidad esta nueva era sostenible y de oponernos, con todos los medios a nuestra disposición, a todos aquellos que se interpongan en su camino.

¡Únete al Día Mundial del Trabajo Decente el 7 de octubre!

Acciones de los sindicatos

La CSI representa a 170 millones de trabajadoras y trabajadores en 157 países y territorios y cuenta con 312 afiliadas nacionales. http://www.ituc-csi.org http://www.youtube.com/ITUCCSI

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