Primer plano de Ida Le Blanc (Sindicato de Trabajadores Domésticos –Trinidad)

“Las trabajadoras domésticas son trabajadoras al igual que las demás”

“Las trabajadoras domésticas son trabajadoras al igual que las demás”

Mejoras salariales, ayuda jurídica, cursos de formación... El Sindicato Nacional de Empleados Domésticos (1) de Trinidad y Tobago obtuvo varios logros. No obstante, queda mucho camino por recorrer antes de lograr que los empleadores y los legisladores reconozcan que las trabajadoras domésticas deben gozar de los mismos derechos que las demás, nos explica Ida Le Blanc, Secretaria General de ese sindicato.

¿Cuáles son los principales problemas de las trabajadoras y trabajadores domésticos de Trinidad y Tobago?

El mayor problema radica en que no se los reconoce como trabajadores. Todas las personas que trabajan en casas particulares, remuneradas por el propietario de las mismas, están excluidas del radio de cobertura de la principal legislación relativa al trabajo, la ley sobre las relaciones laborales. Esto no nos permite entonces sindicalizar legalmente a las trabajadoras domésticas ni efectuar negociaciones colectivas en su nombre. Por lo tanto, las trabajadoras domésticas, chóferes, jardineros y personas “para todo servicio” no están cubiertos por esa ley y no tienen derecho de efectuar negociaciones colectivas. Es una gran injusticia para las más de 10.000 trabajadoras domésticas que hay en Trinidad y Tobago. Por ejemplo, cuando una trabajadora doméstica ha estado empleada durante 20 años por una familia y ésta la despide de un día para otro, la trabajadora no puede hacer nada, esté o no justificado su despido. En la Plataforma de Acción de Pekín (2) se estipula que todas las trabajadoras deben tener posibilidad de defenderse en caso de tener problemas. Nuestro gobierno ha ratificado la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer pero priva a las trabajadoras domésticas de sus derechos, lo que contraviene dicha Convención.

¿Qué otros problemas tienen?

Si el gobierno incluyera a las trabajadoras domésticas en la ley sobre las relaciones laborales se reducirían también todos los demás problemas. Por ejemplo, como esas trabajadoras no están reconocidas oficialmente como tales, no entran dentro del marco de cobertura de la ley sobre salud y seguridad en el trabajo. Una trabajadora doméstica se quejó en nuestro sindicato de haber contraído una enfermedad contagiosa en su lugar de trabajo, ocupándose del marido de su empleadora, un hombre de edad bastante avanzada. Tuvo que quedarse en su casa, temiendo contagiar a sus propios hijos, pero cuando pidió los días de licencia a los que tenía derecho, la despidieron. ¿No debería atribuirse importancia a la salud y seguridad de todo ciudadano o ciudadana? Las trabajadoras domésticas denuncian asimismo que cuando solicitan información sobre el sistema nacional de seguro, la autoridad administradora del mismo se pone en contacto con los empleadores, como consecuencia de lo cual éstos las despiden inmediatamente, sin que tengan a quien poder apelar.

Hace poco una trabajadora doméstica me contó que había trabajado seis años para una mujer que le había prometido inscribirla en ese seguro nacional. La trabajadora tenía casi 60 años, es decir, edad para jubilarse, cuando se dio cuenta de que su patrona no había hecho ningún trámite. Fue entonces ella misma a la administración de ese seguro, que se puso en contacto con la empleadora indicándole que debía seis años atrasados de aportes al seguro. La empleadora se enfureció y despidió inmediatamente a esa trabajadora doméstica. Esta última no tenía posibilidad de apelar a nadie porque la ley no la considera una trabajadora.

Ése es el tipo de dificultades a las que hacen frente cotidianamente las trabajadoras domésticas. No hay ley alguna que estipule las prestaciones para una trabajadora doméstica que ha llegado a la edad de jubilarse, ni tampoco la indemnización que le corresponde en caso de despido. Algunas de las trabajadoras domésticas trabajan durante 20-25 años para un empleador y cuando llegan a la edad de jubilarse no se les da nada. Hemos creado nuestro sindicato para tratar de poner a las trabajadoras domésticas a la par de los demás trabajadores, para conseguir que la legislación laboral las proteja.

¿Qué servicios les brindan a sus miembros?

Además de la representación general, llevamos a cabo por lo menos cuatro programas de formación por año denominados “Trabajadores, conozcan sus derechos”, destinados a comunicar a los trabajadores y trabajadoras sus derechos legales. Les explicamos las evoluciones que tienen lugar en el plano nacional e internacional y lo que acontece de nuevo en el mundo laboral.

No tenemos únicamente trabajadoras domésticas como miembros. A partir de 1992, también tenemos trabajadores de otros ámbitos, por ejemplo, las personas que están cubiertas por la ley sobre el salario mínimo pero que son demasiado vulnerables o están demasiado aisladas como para afiliarse a algún sindicato mayoritario. Todos los meses efectuamos reuniones para que puedan unirse en sus reivindicaciones a otros trabajadores que se ven confrontados a dificultades similares.

Yo misma representé a trabajadoras en numerosos juicios y obtuvimos muchas victorias pero lo he hecho únicamente en casos relacionados con violaciones de derechos en materia de protección de la maternidad o de salario mínimo, es decir, casos que pueden ser juzgados por tribunales de conciliación laboral. Cuando surgen conflictos laborales, representamos gratuitamente a nuestros miembros ante el Ministerio de Trabajo y los tribunales de conciliación laboral, pero los trabajadores que se afilian únicamente para poder tener acceso a esos servicios tienen que pagarnos el 10 por ciento de la indemnización conseguida en caso de victoria. Eso le permite al sindicato continuar con su labor ya que las cotizaciones son realmente bajísimas, debido al tipo de trabajadores que representamos.

También ejercemos presión a fin de que se modifique la legislación laboral, procurando que la misma proteja a todos los trabajadores y trabajadoras. Uno de nuestros triunfos fue el haber conseguido que el gobierno enmendara la ley sobre el salario mínimo, que ahora también se aplica a las trabajadoras domésticas, lo que les otorga derechos como, por ejemplo, que se les paguen los días feriados y se les conceda licencia por enfermedad y maternidad. El problema es que los inspectores del trabajo no aplican la ley como es debido. No obstante, la existencia de esa ley nos posibilita representar a las trabajadoras ante los tribunales en caso de violación de la ley sobre el salario mínimo. Hemos conseguido que los tribunales laborales traten las infracciones a esa ley y allí podemos representar nosotros mismos a los trabajadores. Antes no podíamos hacerlo porque no teníamos el dinero necesario para pagar abogados que los representaran ante los tribunales comunes.

¿Cuál es el salario de las trabajadoras domésticas en Trinidad?

El salario mínimo es de 9 dólares de Trinidad por hora (1,4 dólar estadounidense), pero a muchas se les paga bastante menos. Esa actitud de los empleadores acentúa la pobreza de nuestro país, sobre todo porque esas trabajadoras domésticas pasan la mayor parte del día en casa de los empleadores, ocupándose de las familias de estos últimos y no de las suyas propias. A veces tienen que dejar a sus hijos en la casa sin nadie que los cuide. Se puede fácilmente ver la relación entre esta situación y el aumento de la delincuencia en el país ya que todos esos jóvenes crecen sin nadie que los vigilen y, a la larga, pueden caer en la delincuencia.
Además, las trabajadoras domésticas se quejan de que no se les pagan las horas extraordinarias. Esto le sucede sobre todo a las que duermen en casa de sus empleadores, que se quejan de tener que estar disponibles las 24 horas.

¿Únicamente las personas de Trinidad que tienen ingresos altos tienen personal doméstico?

El Primer Ministro, todos los parlamentarios y personas de todas las clases sociales tienen trabajadoras domésticas. Ése es nuestro mayor problema porque a esos empleadores no les conviene que esta causa avance. Por eso no nos quedamos en el local de nuestro sindicato sino que llevamos a cabo las campañas en lugares públicos, donde circulan miles de personas a diario. Algunos de los empleadores son jueces que violan ellos mismos los derechos de sus trabajadoras domésticas. Cuando descubrimos casos de ese tipo, los empleadores prefieren directamente pagar a la trabajadora doméstica lo que le deben porque temen que hagamos una denuncia pública. Pero algunos empleadores son también docentes, enfermeras, es decir, gente de la clase media que depende de los servicios de sus empleadas domésticas pero que no le temen a la presión de los medios informativos. Resulta difícil negociar con esos empleadores de la clase media, que aprovechan el hecho de que no hay ninguna ley que le permita a las trabajadoras domésticas reclamar una indemnización en caso de despido arbitrario, por ejemplo. También están todas esas trabajadoras domésticas que “ayudan” a sus amigos o vecinos, que a su vez trabajan cobrando nada más que el salario mínimo y que les dan “algo” cuando cobran el sueldo. El gobierno debe hacer algo por esas trabajadoras domésticas a fin de puedan tener condiciones normales de vida.

También hay buenos empleadores, que llaman al sindicato para preguntar, por ejemplo, cuánto tienen que pagarles a sus trabajadoras domésticas o para solicitar información sobre las leyes relativas a su seguridad social. Nosotros impulsamos a las trabajadoras domésticas a enseñarles a sus empleadores las responsabilidades que tienen con ellas.

Muchos sindicatos tienen dificultades para conseguir que se afilien las trabajadoras domésticas, entre otras cosas porque resulta difícil ponerse en contacto con ellas. ¿Qué sistema utilizan ustedes?

Nosotros tratamos de ir a todas las zonas donde hay trabajadoras domésticas, de darles folletos y explicarles sus derechos. La principal manera de contactarlas sigue siendo a través de los medios informativos. Cada vez que hablamos de sus problemas en los medios de comunicación recibimos llamadas de empleadas domésticas que desean información. Nuestro gran problema es conseguir que permanezcan afiliadas: Por nuestro sindicato ya pasaron más de 800 trabajadoras domésticas pero la mayoría sólo permanece afiliada un tiempito. No sabemos realmente a qué se debe esto, a pesar de que es verdad que no disponemos de fondos para realizar muchas actividades para ellas. De nuestros 500 miembros, alrededor de 120 son trabajadoras domésticas. Les esconden a sus patrones el hecho de estar afiliadas porque tienen miedo de que las despidan.

¿Hay chicos que realizan trabajo doméstico?

Sí, aunque este hecho no es tan notorio como en otros sectores. En la mayoría de los casos, la pequeña trabajadora doméstica ni siquiera está contratada porque solamente se le da alojamiento y comida... Esto sucede principalmente en el vecindario o en algún entorno familiar, pero sigue siendo trabajo infantil.

¿Hay trabajadores domésticos migrantes en Trinidad y Tobago?

Muchas personas de Trinidad hacen trabajo doméstico en Estados Unidos. En Trinidad, tenemos inmigrantes procedentes de islas más pequeñas: Se supone que Trinidad es un país rico porque tenemos petróleo y gas natural. Debido a ello vienen muchas personas de Granada, Guyana u otros países para mejorar su situación económica. Esas trabajadoras domésticas migrantes generalmente duermen en casa de sus empleadores. Un día, una trabajadora doméstica de Guyana nos vino a pedir ayuda porque la habían despedido y no tenía dónde dormir. Tendríamos que tener un centro para acoger a trabajadores migrantes que estén en ese tipo de situación.

Se dice que podría hacerse un nuevo convenio de la OIT sobre el trabajo doméstico. ¿Les ayudaría una norma así?

Por supuesto, un convenio de la OIT sería por cierto una forma de reconocer que las trabajadoras domésticas son en efecto trabajadoras y que se las debería tratar como a tales. Una nueva norma internacional podría ser para nosotros un poderoso instrumento para ejercer presión sobre los gobiernos de los países en desarrollo. En las campañas es más fácil tener éxito cuando uno puede apoyarse en conexiones internacionales. Pero, de todas maneras, una presión internacional no es suficiente si no va acompañada de un cabildeo nacional.

Entrevista realizada por Samuel Grumiau


(1) National Union of Domestic Employees, miembro del National Trade Union Center of Trinidad and Tobago, una de las dos afiliadas de la CSI de ese país.
(2) La Plataforma de Acción de Pekín es un texto fundamental en la historia de la lucha por los derechos humanos. Fue adoptada en Pekín a raíz de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Mujer de 1995. En ella están plasmados los principales problemas que tienen las mujeres en el mundo y se plantean medidas para remediarlos.


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