Trabajo forzoso, trabajo infantil, discriminación y violaciones de los derechos sindicales – todos ellos corrientes en Tailandia

Un nuevo informe de la CSI sobre las normas fundamentales del trabajo en Tailandia, cuya publicación coincide con la Revisión de la Política Comercial del país por parte de la Organización Mundial del Comercio (OMC), revela graves violaciones a los derechos fundamentales de los trabajadores y trabajadoras, entre ellos un alto grado de prevalencia de trabajo forzoso.

Tanto proveedores locales como empresas multinacionales como Ford, Mazda, Michelin y Goodyear recurren a numerosas prácticas antisindicales, como cierres patronales, despidos, asignaciones laborales desfavorables y el desalojo de sindicalistas con el fin de restringir la afiliación y las actividades sindicales. Los empleadores utilizan a menudo mano de obra contratada para debilitar así el poder de negociación en Tailandia. Por otra parte, la legislación discrimina a los trabajadores migrantes al concederles únicamente una serie de derechos limitados para sindicalizarse.

Muchos niños/as son víctimas de las peores formas de trabajo infantil, principalmente en la agricultura, el cultivo de camarón, la pesca, la prostitución y la servidumbre doméstica. Se ven a menudo obligados a cargar con bultos pesados, a trabajar largas jornadas y a manejar pesticidas y otras sustancias peligrosas. Una encuesta de 2006 concluía que el 12,3 % de los niños que trabajan en la agricultura, con edades comprendidas entre los 5 y los 14 años, realizaban un trabajo no remunerado. Las niñas están con frecuencia empleadas como sirvientas del hogar, donde trabajan largas jornadas y son vulnerables a los abusos sexuales y físicos.

El informe también revela que las mujeres, las personas discapacitadas y otros grupos, se enfrentan a la discriminación en diversos aspectos del empleo, entre ellos la contratación y la remuneración. La legislación no protege efectivamente del trabajo forzoso y la trata de personas a los trabajadores migrantes, a los grupos étnicos, a los indígenas ni a las personas apátridas. En la práctica abundan el trabajo forzoso y la trata de personas. Un estudio halló que el 57% de los trabajadores migrantes birmanos en el sector del marisco en la provincia de Samut Sakhon se encontraban en condiciones de trabajo forzoso. Por lo general, los trabajadores son contratados con falsas promesas y se les exige el pago de elevadas comisiones por contratación o gastos de viaje, atando así a las víctimas hasta que consigan devolver todo el dinero. Según el Proyecto Interinstitucional de las Naciones Unidas sobre la Trata de Personas (UNIAP, por sus siglas en inglés), más de la mitad de los pescadores migrantes encuestados que trabajan en barcos tailandeses han sido testigos de asesinatos de pescadores que se habían vuelto demasiado débiles para trabajar.

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