La audiencia solicitada por dos representantes del personal con el Primer Ministro les fue denegada. Entre tanto, veinte trabajadores, entre ellos un representante del personal, Boubacar ould Merzoug, también fueron detenidos y sometidos a malos tratos.
Las organizaciones sindicales Confédération Générale des Travailleurs de Mauritanie (CGTM) y la Confédération Libre des Travailleurs de Mauritanie (CLTM), ambas afiliadas a la CSI, han calificado la situación de sumamente grave y alarmante e instaron al Gobierno de Mauritania a respetar su propia Constitución. La CSI expresa su total solidaridad con los trabajadores y activistas sindicales y condena la violenta represión ejercida contra ellos.
En los últimos meses, en el contexto del despido de 300 trabajadores por la multinacional canadiense Kinross, que explota la mina de oro Tasiast (la tercera mina aurífera del mundo), las fuerzas de seguridad han reprimido varias manifestaciones pacíficas en Nouakchott, Nouadhibou y Zouerate. Para las organizaciones sindicales mauritanas comprometidas con los trabajadores afectados, estos despidos son ilegales por ser contrarios a la legislación y a la normativa en vigor.
“Esta actitud de represión violenta es totalmente inaceptable”, afirmó Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI. “El Gobierno de Mauritania tiene la obligación de respetar el derecho a la protesta, tal como lo garantiza la Constitución mauritana y las normas internacionales ratificadas por Mauritania”, añadió.