Los Líderes del G20 proponen una recuperación a corto plazo mediante reformas estructurales – los sindicatos piden un crecimiento inclusivo a largo plazo

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La Cumbre del G20 en Hangzhou, China, decidió estimular el crecimiento reforzando su enfoque hacia los países en desarrollo. Pero los Líderes del G20 no se han dado cuenta de que una trayectoria de crecimiento basado en la demanda, una distribución justa de los salarios y empleos de calidad para el futuro no podrán lograrse con las actuales reformas estructurales.

La 11ª Cumbre del G20 celebrada en Hangzhou, China, los días 4 y 5 de septiembre, se clausuró con la publicación del Comunicado Final y los Planes de Acción. Pese a unas tasas de interés negativas, el Brexit, el crecimiento estancado en la Eurozona, con una alta probabilidad de mayor flexibilización monetaria por parte del BCE, y un frágil crecimiento en las economías emergentes del G20, el texto se muestra optimista, centrándose más en soluciones estructurales a corto plazo y en ganancias a largo plazo derivadas de la innovación.

“El G20 ha tomado una vía pro-crecimiento, pero dejando de lado el empleo y la demanda. Pese a resultados importantes durante la reunión de Ministros de Trabajo y Empleo del G20 en julio, las respuestas al déficit de empleo y los persistentes bajos salarios han quedado reducidas a apenas uno de los 48 párrafos. Aunque se adoptan los Principios de Salarios Sostenibles, junto con compromisos sobre aprendizaje y empleabilidad, no se ha establecido un vínculo político decisivo con las estrategias de crecimiento del G20, careciendo de medidas de seguimiento”, indicó Sharan Burrow, Secretaria General de la Confederación Sindical Internacional (CSI).

La Declaración del a la Cumbre del G20 reclamaba coherencia política entre el compromiso sobre salarios de Antalya y los nuevos Principios. En lugar de ello, se concede un “papel esencial” a las reformas estructurales. Si éstas son una extensión del consenso de años anteriores basado en la austeridad, no se conseguirá mayor igualdad salarial ni nuevos empleos de calidad. Al ignorar opciones políticas que promoverían la demanda, incluyendo la inversión en infraestructura y el reforzamiento de las instituciones del mercado de trabajo, se dejará a los países del G20 con una política monetaria que, por sí sola, no puede impulsar el crecimiento. Especialmente cuando las economías se enfrentan a la deflación o a una baja inflación – casos que no se abordan en el comunicado de Hangzhou.

“La economía mundial necesita impulsar la demanda agregada incrementando los salarios y la inversión pública ya mismo, en lugar de más reformas estructurales a corto plazo que podrían reducir la demanda y crear mayor inseguridad. Unas instituciones fuertes del mercado de trabajo, empleos de calidad y planes de infraestructura tendrían que constituir elementos centrales de las estrategias de crecimiento del G20 y los principios que guíen las reformas estructurales – y no al contrario. Para lograr las ambiciones de crecimiento de Brisbane, los Líderes tienen que mostrarse más decisivos respecto al crecimiento inclusivo y acordar un mayor rol a los sindicatos y al diálogo social”, señaló John Evans, Secretario General de la Comisión Sindical Consultiva ante la OCDE (TUAC).

El Comunicado hace referencia a sinergias entre las políticas relativas a la demanda y a la oferta y a oportunidades para las mujeres, los jóvenes y los grupos vulnerables. Pero en general carece del mandato necesario para impulsar la demanda y garantizar un empleo de calidad, ligado también a la agenda de innovación. Todo se basa en la oferta.

El Comunicado reconoce los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la Agenda de Acción de Addis Abeba y plantea cuestiones de seguimiento en relación con el Acuerdo del Clima de París – ratificado por los EE.UU. y China durante la cumbre como un gesto simbólico. Pero será necesario mucho más que promover los mercados energéticos y la implicación empresarial en los países en desarrollo.

“Los Líderes guardan silencio en cuanto a la conducta empresarial responsable y los derechos humanos en las cadenas mundiales de valor, al tiempo que promueven un mayor comercio. El L20 espera que el G20 se comprometa a tomar medidas concretas respecto a las cadenas mundiales de suministro y una conducta empresarial responsable en 2017. De igual modo, en lo relativo al cambio climático, el Comunicado resulta muy genérico. ¿Dónde está el firme llamamiento a una mayor ambición para mantener el calentamiento global por debajo de 2°C y para el desarrollo de las estrategias de transición justa necesarias para alcanzar dicho objetivo, manteniendo a los trabajadores en empleos de calidad?”, cuestionó Burrow.

Lo mismo se aplica al nuevo enfoque del G20 en cuanto a las “nuevas vías de crecimiento” en relación con estrategias de innovación, la próxima revolución industrial y la economía digital. El L20 insta a la Presidencia alemana del próximo año a alinear las ambiciones de crecimiento en tecnología e innovación con el futuro del trabajo y la capacitación necesaria, como un desafío clave a largo plazo, al tiempo que se salve la brecha digital en los países en desarrollo y para grupos vulnerables.

“El fomento de la innovación, la transformación industrial y la economía digital, si no se gestionan adecuadamente, dejarán a muchos atrás. Las estrategias de innovación deben ser formuladas colectivamente en distintos órganos del G20 y áreas políticas. No se trata exclusivamente de inversión y transferencia de tecnología. Es necesario que los sindicatos formen parte de la nueva Unidad de Trabajo del G20 en tanto que importantes asociados con vistas a la adopción de los enfoques sostenibles e inclusivos necesarios para mantener a los trabajadores con buenos empleos y aportarles una formación de calidad en el momento adecuado, especialmente en los sectores manufacturero y de servicios, teniendo en cuenta las tendencias demográficas y migratorias. Esto guarda relación también con la regulación de nuevos modelos empresariales y formas atípicas de trabajo en la economía digital”, indicó Evans.

El G20 finalmente reconoció que la actual crisis de refugiados es la mayor registrada desde la Segunda Guerra Mundial y que requiere una distribución de la carga que supone y asistencia al desarrollo, teniendo en cuenta que muchos países encuentran dificultades para hacerle frente.

“Debemos responsabilizarnos y hacer más colectivamente. El G20 no ha conseguido establecer un Plan de Acción respecto a la integración del mercado de trabajo y oportunidades de capacitación para los migrantes. Deben respetarse los derechos humanos de las familias de refugiados, los menores no acompañados y los adultos jóvenes, y garantizar que tengan acceso al empleo, la vivienda, el aprendizaje del idioma y la formación profesional. En el Comunicado del G20 se echa en falta una palabra muy importante en el lugar adecuado: integración”, añadió Burrow.