Recordemos que el suicidio de un joven vendedor ambulante en Sidi Bouzid, tras la confiscación de su mercancía por las autoridades, fue lo que el pasado 17 de diciembre desencadenó la revuelta que se ha extendido rápidamente por todo el país, cobrándose, según la ONU, la vida de más de 100 personas, y provocando la salida del ex Presidente Ben Ali.

La CSI se alegra por la caída de la dictadura en Túnez y apoya la reivindicación de la UGTT de terminar con la corrupción y el nepotismo y de poner en marcha rápidamente una verdadera política de transición hacia un sistema realmente democrático.

La CSI expresa igualmente su profunda preocupación por la reciente multiplicación de casos de tentativas de inmolación de jóvenes desempleados en otros países de la región (Argelia, Egipto, Mauritania, Yemen) en protesta por la injusticia social, la pobreza y la falta de libertades. Las manifestaciones en las calles también se han multiplicado para protestar contra el aumento desenfrenado de los precios de los productos de primera necesidad, así como para solidarizarse con el pueblo tunecino (en Mauritania, Jordania, Yemen, Palestina, Omán, Libia, etc.)

Para Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI, “los acontecimientos de Túnez han sido el resultado lógico de la ausencia de libertades públicas, de un autoritarismo represivo y de la injusticia social. Urge que los gobiernos de esta región tengan en cuenta las aspiraciones de sus pueblos y sus necesidades, y que inicien un verdadero diálogo con los sindicatos para el establecimiento de nuevas políticas sociales, respetando las libertades fundamentales, garantía indispensable para una buena gobernanza”.