Primer plano de Hashemiyya Muhsin Hussein (Iraq- GFIW)

“Para una mujer iraquí, trabajar es cada vez más peligroso”

“Para una mujer iraquí, trabajar es cada vez más peligroso”

Rebelarse contra la legislación antisindical heredada del antiguo régimen, que prohíbe la existencia de sindicatos en los servicios públicos, procurar mejorar los bajos salarios y las condiciones de salud y seguridad... Hashemiyya M. Hussein, Presidenta del Sindicato de Trabajadores de la Electricidad de Basora, hace frente a muchos desafíos. Es asimismo miembro de la directiva de la Federación General de Trabajadores Iraquíes (GFIW) de Basora e integra el Comité de Mujeres de la ICEM para Oriente Medio y Norte de África. Encarna el sindicalismo tan activo de esta región del sur de Iraq, donde sin embargo, se vive en medio de muchísima inseguridad.

¿Cómo fue que su sindicato del sector de la electricidad se opuso a que se prohibiera formar sindicatos en los servicios públicos?

En 1987, el régimen de Saddam Hussein prohibió todos los sindicatos en los servicios públicos. Los de los servicios privados pudieron sobrevivir, pero bajo control de las autoridades. En 2003, cuando cayó el antiguo régimen, algunos sindicatos volvieron a reconstituirse. Eso es lo que sucedió en mi sector, el de la electricidad. Tras haber creado comités en todas las regiones, en 2004 se llevó a cabo una conferencia para designar un equipo dirigente para el sindicato. Dos años más tarde se hicieron elecciones donde fui electa Presidenta del Sindicato de Trabajadores de la Electricidad de la región de Basora, en junio de 2006. De esta manera, estamos trasgrediendo la prohibición de tener sindicatos en los servicios públicos.

¿Por qué motivo cree que la eligieron para este cargo de dirigente?

Durante los dos años anteriores a las elecciones, trabajé muchísimo para que se avanzara con respecto a las reivindicaciones de los trabajadores de este sector y conseguí que se hicieran algunas mejoras, principalmente, una revisión salarial. Antes teníamos un baremo salarial en el que había enormes diferencias y en virtud del mismo se les pagaban salarios bajísimos a los trabajadores principiantes menos calificados. Gracias a la lucha que libramos conseguimos que el baremo salarial fuera un poco más igualitario.

¿Cuáles son los principales problemas que tienen los trabajadores y trabajadoras del sector de la electricidad?

Los problemas son numerosísimos. Además de las arduas condiciones de inseguridad y de pauperización que afectan a toda la población, el gran problema es que sigue vigente el código laboral del régimen de Saddam, que prohíbe formar sindicatos en los servicios públicos. Pero a pesar de la prohibición, trabajamos igual como sindicato. Las nuevas autoridades, que a través del decreto núm. 8750 impuesto en 2005, congelaron todo acceso a los haberes sindicales en el territorio iraquí (con la excepción del Kurdistán), también nos impiden de esa manera tener una existencia financiera que nos permita funcionar normalmente. Ése es otro de los grandes problemas.

¿Qué imagen tiene la población en general de los sindicatos?

Muchos trabajadores desconocen qué es el sindicalismo. En el sector de la electricidad, la situación ha mejorado gracias a los resultados positivos concretos de la labor que realizó nuestro sindicato, principalmente como fruto de la relación que entabló con el Ministerio de la Electricidad.

La huelga del pasado mes de julio contribuyó mucho a que mejorara la imagen del sindicato.

¿Qué reivindicaciones se hacían en la huelga?

Había muchas. Como por ejemplo, se pedía que se cambiara la ley que prohíbe la sindicalización en los servicios públicos o aumentar los salarios de los jornaleros, a quienes se les paga mucho menos que a quienes perciben salarios mensuales. También protestábamos por los retrasos en los pagos de los salarios. Planteamos también el problema de los trabajadores del ámbito del uranio –de la región situada al sur de Al Romeila-, algunos de los cuales contrajeron graves enfermedades. Respondiendo a nuestro pedido, el Ministerio aceptó llevar a cabo una investigación sobre esos graves problemas de salud vinculados con el trabajo a fin de que puedan instaurarse medidas de protección para esos trabajadores. Dentro de ese mismo espíritu, reclamamos que se procurara mejorar el mantenimiento de los equipos eléctricos, que constituyen un peligro para los trabajadores, y las autoridades aceptaron también estudiar el problema a fin de que se puedan reducir los riesgos de accidente.

¿Tienen las trabajadoras alguna dificultad específica?

En el sector de la electricidad, la ley garantiza la igualdad entre hombres y mujeres. Pero en la práctica, algunos departamentos no otorgan los sobresueldos ni conceden los ascensos de la misma manera a los hombres que a las mujeres. Y sin embargo, hay muchísimas mujeres en este sector. Cuando la guerra entre Iraq e Irán, todos los hombres partieron para el frente y las mujeres los reemplazaron masivamente, por eso son tan numerosas.

Cuatro millones de iraquíes huyeron de sus hogares, la mitad de ellos para refugiarse en otras regiones del país y la otra mitad en el extranjero. ¿Qué consecuencias tuvo ese éxodo masivo en su sector?

Las personas más calificadas y con mayor experiencia se fueron. Eso constituye un gran problema en lo que se refiere a pérdida de competencias y experiencia.

Asesinatos, secuestros, violencia… ¿De qué manera se puede hacer frente a esta inseguridad que afecta ciegamente a toda la población iraquí pero que de preferencia toma a los sindicalistas como blanco?

Quienquiera que se crea que está trabajando contra cualquier agrupación, partido o facción constituye automáticamente un blanco amenazado por la parte adversa. Los sindicalistas están muy preocupados. Además, para la opinión pública ser sindicalista equivale a asumir muchos riesgos. La situación en términos de seguridad es inclusive peor en la región de Basora que en Bagdad. Se cometen asesinatos a diario. La población vive con miedo.

¿Qué reacción tienen sus familiares y sus allegados con respecto a su compromiso sindical y a los compromisos que implica?

Las reacciones son de dos tipos. Están los que tienen miedo y procuran hacerme abandonar mis tareas. Pero también están los que me apoyan y se sienten orgullosos de mí.

Además de que usted es sindicalista, ¿el hecho de ser mujer supone un peligro más?

En las paredes del mercado o en otros lugares donde pasa mucha gente, aparecen escritos contra las mujeres, contra las que trabajan, contra las que no llevan el velo... Para una mujer, el mero hecho de trabajar es peligroso. Pero muchas mujeres no tienen alternativa debido a las dificultades económicas.

Sí, me resultó muy difícil también por ser mujer pero no quise renunciar. Luché para llegar a este cargo, y lo hice a pesar de que me amenazaron de muerte, no sólo a mí sino también a mi hijo.

¿Qué la mueve a arriesgarse tanto?

Creo profundamente en lo que estoy haciendo para mejorar las condiciones de trabajo de los hombres y las mujeres.

¿Qué lugar ocupan las mujeres en los sindicatos?

Sobre el total de 1.700 trabajadores afiliados, muchas son mujeres. Sin embargo, no hay nada más que 4 mujeres entre los 49 miembros que dirigen el sindicato de Basora. Debido a la inseguridad, las familias las presionan para que no corran riesgos.

¿Están ustedes en contacto con organizaciones de mujeres de la sociedad civil iraquí?

Sí. Por ejemplo, llevamos a cabo seminarios a los que se invita a participar a distintas organizaciones de mujeres. Cuando se hacen esos seminarios, llegamos a tener participantes sindicalistas procedentes de distintas regiones de Iraq (1).

¿Qué tipo de contacto tienen con el movimiento sindical internacional?

Estamos en contacto con la ICEM (Federación Internacional de Sindicatos de la Química, Energía, Minas e Industrias Diversas), a la que nuestro sindicato se afilió este año. Yo soy miembro de su Comité de Mujeres para Oriente Medio y Norte de África.

Formé asimismo parte de varias delegaciones sindicales que fueron al extranjero, principalmente a Gran Bretaña y Estados Unidos, donde tuve ocasión de conocer a sindicalistas del movimiento “Trabajadores en contra de la guerra” y a numerosos representantes de los medios informativos. Tenemos muchas comunicaciones con el extranjero a través de Internet.

Entrevista realizada por Natacha David.


(1) La CSI respalda las actividades regulares de formación para sindicalistas iraquíes. El pasado mes de marzo, la CSI también respaldó una conferencia que se hizo en Ammán a la que asistieron representantes sindicales iraquíes y representantes del Banco Mundial y del FMI y donde estuvo presente Guy Ryder, el Secretario General de la CSI. En distintas ocasiones, la CSI, en colaboración con la OIT y organizaciones asociadas, ha condenado los asesinatos y la grave violencia de que fueron víctimas varios sindicalistas iraquíes. El movimiento sindical internacional presta una atención especial al sector petrolero iraquí, que está amenazado por un proyecto de legislación que perjudicaría los intereses de los trabajadores.


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