Primer plano de Vincent Ncongwane (SFL - Swazilandia)

“A falta de oposición, los sindicatos no pueden ignorar las cuestiones políticas”

Los sindicatos de Swazilandia están en el núcleo de los esfuerzos por promover la democracia en una de las últimas monarquías absolutas del mundo. Dirigentes sindicales han sido detenidos, opositores golpeados, partidos políticos prohibidos... Con un desempleo galopante, el país sufre una pobreza extrema y la tasa de infección por el VIH se encuentra entre las más elevadas del mundo. Y sin embargo el año pasado se gastaron millones para las fastuosas celebraciones que señalaban el 40º aniversario de la independencia del Reino Unido y el 40 cumpleaños del Rey Mswati. Vincent Ncongwane, Secretario General de la Swaziland Federation of Labour (Federación de Trabajadores de Swazilandia) explica los retos a los que se tienen que enfrentar los sindicatos.

¿Cuál es el panorama sindical en Swazilandia?

La SFL fue creada en 1994. Anteriormente no había más que una sola federación, la Swaziland Federation of Trade Unions. En estos momentos contamos con 13 afiliadas y trabajamos en estrecha colaboración con la SFTU y con la Swaziland National Association of Teachers (Asociación Nacional de Docentes de Swazilandia) a fin de tratar los problemas económicos y políticos que corrompen el país. Estamos intentando crear, junto con las dos otras organizaciones que he mencionado, un Consejo de Coordinación. Por el momento no hablamos de fusionar las tres organizaciones sino simplemente de establecer un Consejo a fin de coordinar nuestros enfoques concernientes a los retos planteados por los empleadores y el gobierno. En cierta manera, la actitud del gobierno ha facilitado nuestra unión.

¿A qué retos tienen que enfrentarse en tanto que federación sindical?

Desde el punto de vista político tenemos un gran reto en materia de libertad de asociación. Nuestra Constitución, elaborada con la ayuda del PNUD y la Commonwealth, prevé por desgracia que el camino hacia el Parlamento no pase por los partidos políticos. Consideramos esta contribución la como una de las más lamentables, y ha tenido por resultado la expulsión de los partidos políticos de toda participación política significativa. En tanto que sindicatos, creemos que los partidos políticos tienen un papel que desempeñar en todas las esferas importantes para cualquier país. No hay realmente una oposición significativa al régimen actual, con lo que ese es nuestro reto principal.

Otro de nuestros retos es el concerniente a los límites dentro de los cuales tenemos derecho a agruparnos en tanto que organizaciones de trabajadores y de la sociedad civil, porque nos enfrentamos a un monolito, que es el gobierno, y el nivel de confusión le da a éste espacio suficiente para actuar. Por eso para nosotros, en tanto que organización de los trabajadores, es importante que el Consejo vea la luz. Otros retos tienen que ver con la información política de nuestro organismo electoral, lo cual está avanzando, pero a un ritmo muy débil – contar con una base amplia de efectivos nos hace apreciar por qué, en tanto que sindicatos, no podemos ignorar las cuestiones políticas porque, sin oposición, sin un control sobre la forma en que se gasta nuestro dinero, no hay nadie para hacer que el gobierno legisle.

El año pasado (en 2008), con ocasión de las denominadas “celebraciones de los 40/40”, es decir el 40º aniversario de la independencia del Reino Unido y el 40 cumpleaños de Su Majestad el Rey, las sumas gastadas para estas celebraciones fueron, como poco, vergonzosas para un país que dice ser pobre. Se gastaron sumas de dinero enormes para comprar una serie de BMW y Porsche totalmente inútiles mientras el 65 por ciento de la población vive por debajo del umbral de la pobreza. Mientras más de un tercio de la población recibe ayuda alimentaria, se han gastado millones para un evento que no ha durado más que tres días.

¿A qué prioridades debería apuntar el gobierno?

Tenemos una tasa de infección por el VIH/SIDA muy elevada. Es por desgracia una de las cosas en las que nadie nos gana. Se han establecido programas, pero estimamos que con las sumas que al gobierno le gusta gastarse podríamos hacer mucho más.

Por otro lado, según nuestra Constitución, a partir de 2009, o sea este año, se debería haber establecido la educación primaria gratuita. El Ministro de Educación declaró simplemente, burlón – o más bien debería decir de manera bastante grosera – que no podría ser. Argumentó que el gobierno no tenía dinero, olvidando rápidamente que menos de seis meses antes habían tenido lugar las fastuosas celebraciones. Así es, el país en el que vivimos.

El Primer Ministro ha avisado hace poco que el gobierno destituirá a todos los funcionarios pertenecientes a partidos políticos. ¿Qué responden a eso?
Lo consideramos una intimidación. En la función pública quieren hombres y mujeres a sus pies. Para nosotros eso significa que la corrupción tiene un brillante futuro por delante. Queremos oponernos a este tipo de visión a corto plazo.

¿El desacelere económico mundial afecta a Swazilandia?

Esta semana nos hemos enterado de que 600 trabajadores de la industria textil iban a perder su empleo. Estamos sintiendo la presión, y a lo largo de los últimos tres a cinco años la industrial textil ha sido una importante fuente de puestos de trabajo en Swazilandia. Incluso antes de esta ola de austeridad en expansión, nosotros teníamos que enfrentarnos ya a elevados índices de desempleo y a una pobreza extrema de la población. Esto nos supone por tanto nuevos retos.

Si no obtenemos rápidamente alguna inversión significativa, tendremos que contentarnos con cualquier tipo de empleo que se presente, y sabemos de qué tipo se trata: en la industria textil, donde los empleos no son sólidos ni decentes.

Los numerosos inversores taiwaneses en el sector textil en Swazilandia fueron criticados por los sindicatos, que convocaron una huelga enorme el año pasado. ¿Qué sucedió?

Las condiciones de trabajo aquí no son buenas. Y como única respuesta nos dicen que deberíamos apreciar tener un pedazo del pastel. La pregunta es: ¿por qué no tenemos tres cuartos del pastel o incluso el pastel entero? Porque el problema está en que el nivel de dedicación deja mucho que desear. Hace tres años, cuando hubo un problema con los tipos de cambio, la industria textil vino a ver a los sindicatos del sector y solicitó una moderación de las exigencias concernientes a los salarios, a causa de los tipos de cambio. Pero cuando los tipos de cambio mejoraron, les contactamos para decir: “Oigan, compartamos los beneficios”. Estamos unidos cuando el futuro se oscurece, pero cuando se aclara, sabemos que los empleadores se ocuparán de todo.

El año pasado el gobierno introdujo una ley antiterrorista que ha sido utilizada para localizar a los partidos de la oposición. ¿Cómo afecta esto a la vida política del país?

En Swazilandia se han puesto bombas y eso le dio al gobierno una excusa para establecer una ley antiterrorista. En tanto que sindicatos, no tenemos una actitud negativa con relación a la ley que aborde el terrorismo. El problema es que en Swazilandia la legislación es también una excusa para intimidar a la población. El Primer Ministro ha prohibido cuatro organizaciones. Una de ellas había indicado en la prensa que iba a utilizar medios violentos para oponerse al sistema, pero las otras tres no habían declarado nada por el estilo, al menos en Swazilandia. No dijeron nada y fueron prohibidas de todas formas. Y el problema con la prohibición es que, para empezar, no creemos que vaya a resolver el problema del terrorismo y, además, pensamos que esta interdicción ha sido particularmente arbitraria. La situación global es ridícula y pretende instaurar un sentimiento de miedo.

Entrevista realizada por Paul Ames (Mbabane, marzo de 2009)



- Léase también: Primer plano de Jan Sithole (SFTU, Swazilandia): “La ley, según está ahora, tiene por principal objetivo acallar las voces de los disidentes”

- Véase también la video entrevista Primer plano de Jan Sithole (SFTU, Swazilandia)

- Léase también el Visión sindical: Swazilandia: "el lado represivo de una monarquía absoluta"