Confirmados los temores respecto al TPP

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Los temores respecto a las repercusiones negativas del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés) se han confirmado con la publicación del texto del acuerdo este 5 de noviembre, después de años de negociaciones secretas.

Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI, ha expresado: “Lo que se les está diciendo a los pueblos de los países del TPP es que acepten un acuerdo comercial que pone en peligro el empleo, los servicios públicos y los derechos democráticos. No ha habido ninguna consulta pública, pero los intereses comerciales han disfrutado de una posición ventajosa en las negociaciones y su influencia está presente en todo el acuerdo”.

“Las relaciones comerciales entre países es fundamental, pero este acuerdo otorga a las corporaciones multinacionales derechos y privilegios amplios e inadmisibles para proteger sus propias inversiones a costa de los principios básicos de la democracia. No protege a los trabajadores y tampoco protege el medio ambiente”.

El acuerdo consagra el famoso mecanismo de arbitraje de diferencias inversor-Estado, que permite a las empresas demandar a un Gobierno ante un tribunal comercial cuando estas consideren que las decisiones de dicho Gobierno repercuten negativamente en sus inversiones o beneficios potenciales.

“Las empresas se gobernarán a sí mismas, y podrán aplicar mano dura a los Gobiernos, mientras los trabajadores son abandonados a su suerte. No es de extrañar que ciudadanos del mundo entero rechacen acuerdos desnivelados como el TPP”, señala Burrow.

Al principio del proceso de negociaciones, los sindicatos de los países del TPP propusieron un capítulo laboral que, de ser aprobado, habría obtenido su apoyo. El capítulo laboral del TPP propiamente dicho, si bien refleja pequeñas concesiones acordadas a los sindicatos, no contiene las enmiendas más cruciales que los sindicatos de los países del TPP habían propuesto. Tampoco alude directamente a los Convenios de la OIT. El capítulo laboral sigue basándose en un mecanismo de arbitraje de diferencias Estado-Estado que depende enteramente del criterio del Gobierno de un país del TPP para procesar demandas interpuestas contra otro, lo que contrasta fuertemente con los mecanismos de arbitraje de diferencias inversor-Estado al que las corporaciones tienen acceso. En los EE.UU. este tipo de casos laborales se demoran años, como es el caso de Guatemala que sigue sin haberse resuelto después de siete años. El TPP omite también mejorar las protecciones de los trabajadores migrantes, justo cuando se está desencadenando una crisis de los derechos de los trabajadores migrantes a escala mundial. Se han dejado igualmente afuera los mecanismos propuestos para mejorar las relaciones laborales a escala transnacional.

“Nos sentimos profundamente decepcionados por el hecho de que los Gobiernos hayan sido nuevamente incapaces de negociar unas disposiciones sólidas en materia de protección laboral que los trabajadores pudieran sentir serían respetadas y aplicadas efectivamente. Las corporaciones multinacionales son claramente las ganadoras a costa de los trabajadores y las trabajadoras y de la sostenibilidad medioambiental”, añade Burrow.

Los sindicatos tienen serias dudas con respecto a toda una gama de aspectos del acuerdo. La privatización se impone en numerosos ámbitos, y los derechos de los Gobiernos a mantener o introducir leyes y normativas están limitados por un capítulo sobre “coherencia reglamentaria”. Los precios de los medicamentos van a aumentar, y la producción de fármacos genéricos y asequibles se va a ver bloqueada como consecuencia de las disposiciones del TPP a favor de la ampliación de las patentes farmacéuticas, de la protección de datos de prueba y de la protección del mercado para los medicamentos patentados.

Ahora es posible cuestionar las normas nacionales en materia de protección de datos, y la transferencia no regulada de datos personales a través de las fronteras está permitida, lo que aumenta las probabilidades de que las grandes corporaciones hagan un uso abusivo de la Internet. Las nuevas reglas en el ámbito de los servicios financieros permitirán a las grandes instituciones financieras ampliar su cuota de mercado, en total contradicción con los esfuerzos dirigidos a evitar los conglomerados financieros “demasiado grandes para quebrar”, que fueron el origen de la crisis financiera y que forzaron a los Gobiernos a utilizar al contribuyente para financiar los rescates.

El capítulo que el TPP consagra al desarrollo incluye varias declaraciones pero ninguna acción concreta – se establecerá una comisión carente de poder, y las disposiciones de otros capítulos tienen prioridad explícita frente a cualquier objetivo de desarrollo.

“Los Gobiernos lograron mantener la mayor parte de esto secreto, pero ahora que el acuerdo es público, todo el mundo puede darse cuenta de que se trata de poco más que una serie de regalos para el extremo superior de la población. A los políticos les va a resultar muy difícil conseguir que el público acepte este pésimo acuerdo”, concluye Burrow.