Bahrein: oleada de despidos, amenazas y violencia contra trabajadores y sindicalistas

La CSI condena la oleada de despidos masivos, amenazas y violencia perpetrados contra trabajadores y/o sindicalistas en represalia por su participación en la huelga y en el movimiento de protesta legítimo que reclama más democracia en el país.

“El movimiento sindical internacional está sumamente preocupado por el considerable número de trabajadores, sindicalistas y activistas que se encuentran a presente severamente penalizados por las autoridades de Bahrein por tan sólo haber ejercido su derecho legítimo a la libertad de expresión, y por haber participado en manifestaciones pacíficas y haber hecho huelga en respuesta a la convocatoria de la central sindical GFBTU, convocatoria ampliamente apoyada por los trabajadores”, declaró Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI. “Estos despidos son una verdadera forma de depuración política en el trabajo. Es totalmente inaceptable e ilegal”, continuó.

“Este tipo de acciones punitivas, en particular el despido laboral, por haber participado en manifestaciones legítimas, es una violación flagrante del Convenio 111 de la OIT contra la discriminación en el trabajo, que ha sido ratificado por Bahrein”, advirtió Sharan Burrow. “La CSI aplicará todos los procedimientos de control previstos por la OIT y tiene intención de informar a la próxima Conferencia Internacional del Trabajo, el mes de junio que viene, sobre el conjunto de la situación que prevalece en Bahrein”, añadió la Secretaria General de la CSI.

Unos 300 trabajadores han sido despedidos por haber participado en la huelga y en las manifestaciones, en su mayoría por la empresa de aluminio Alba (Aluminium Bahrain BSC) y por el puerto marítimo Khalifa (gestionado por la terminal APM). Aparentemente unos 40 trabajadores han sido asimismo despedidos por la compañía aérea Gulf Air. Por otra parte, la empresa de aluminio Alba ha anunciado su intención de endurecer las normativas y procedimientos, especialmente mediante acciones legales contra los trabajadores en huelga.

Abdul Ghaffar Abdul Hussain, Presidente del sindicato de la empresa petrolera Bapco (Bahrian Petroluem Company) ha sido despedido por haber “incitado a los trabajadores y a los empleados a participar en la huelga general” y será además llevado a los tribunales en los próximos días por el mismo motivo. La dirección amenaza también, según investigaciones, con demandar a otros miembros del sindicato.

La Universidad de Bahreïn es también marco de una represión feroz. El Vicepresidente de la asociación de docentes de Bahrein (Bahraini Teacher Association) y otros cuatro miembros de la dirección fueron arrestados el 29 de marzo; y el Secretario General del sindicato, el 30 de marzo. Diecinueve estudiantes fueron arrestados y se han interrumpido los pagos de los salarios de determinados docentes y miembros de la asociación. Por otra parte, los estudiantes becarios que participaron en las manifestaciones están siendo penalizados con la no renovación de sus becas.

Mientras que la central sindical GFBTU teme que esta oleada de despidos se extienda a otras empresas importantes, la CSI denuncia estos despidos, los cuales “tras la deplorable masacre humana de las últimas semanas, equivalen a una masacre económica adicional para la población”.

Esta política punitiva respecto a los trabajadores y sindicalistas es tanto más inaceptable cuanto que la GFBTU había solicitado a los trabajadores que volvieran al trabajo y había recibido garantías por parte de las autoridades de que no se tomarían medidas punitivas por la participación en esta huelga. Desde una perspectiva constructiva, la GFBTU invitó igualmente a los trabajadores a reanudar el trabajo en el interés de la economía nacional, así como para favorecer un espíritu de diálogo nacional.

“Este trato injusto y degradante debe cesar y la GFBTU, a la cual el movimiento sindical internacional apoya plenamente, debe tener la garantía de poder seguir protegiendo a sus miembros y sus derechos legítimos conforme al principio fundamental de la libertad sindical”, continuó Sharan Burrow.
“La represión bajo todas sus formas ha de eliminarse de inmediato. Sólo la negociación y el diálogo permitirán resolver los problemas políticos y socioeconómicos a los que se enfrenta Bahrein”, concluyó.

Desde mediados de febrero, fecha en que se puso en marcha un movimiento de protesta popular sin precedentes, la represión sangrienta por parte de las autoridades, respaldadas por tropas de países vecinos, Arabia Saudita en cabeza, se ha cobrado ya más de 20 vidas. Unas 300 personas están supuestamente detenidas, a menudo sin información sobre los lugares de detención. Varias decenas más siguen desaparecidas y más de 300 personas han resultado heridas. Algunos heridos graves que seguían en tratamiento han sido maltratados y a veces incluso sacados violentamente de las camas del hospital por las fuerzas de seguridad.

Docentes, médicos, artistas, activistas de organizaciones por la defensa de los derechos humanos, ciber-activistas, miembros de partidos políticos... los arrestos prosiguen, mientras que el régimen acaba de obligar al periódico independiente Al-Wasat a suspender su edición. Hace varias semanas, varios matones armados habían atacado la imprenta de dicho periódico.

La CSI condena también la política de reemplazo de los trabajadores que hicieron huelga por trabajadores no huelguistas. A veces se ha recurrido a trabajadores migrantes cuya vida se encuentra en peligro a causa de esta instrumentalización política del trabajo de migrantes inocentes que no buscan más que ganarse el pan honestamente (*).

(*) Más información en el comunicado de la CSI del 1 de abril de 2011, “Baherin: las autoridades instrumentalizan a los migrantes, haciendo que sus vidas peligren”