Los sindicatos participan en la Reunión de alto nivel del CAD de la OCDE

John Evans, Secretario General de la TUAC, asistió a la reunión de alto nivel del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) de la OCDE como representante del movimiento sindical, tras haber sido invitado, por primera vez, por el Presidente del CAD, Brian Atwood. La reunión se celebró los días 3 y 4 de abril en el Centro de Conferencias de la OCDE en París.

En la Reunión de alto nivel del CAD, que forma parte de la OCDE, participan los directores de los organismos encargados del desarrollo de los 24 países “donantes”. El CAD “promueve la cooperación al desarrollo y las demás políticas destinadas a contribuir al desarrollo sostenible, en particular a generar un crecimiento económico que beneficie a los pobres, reducir la pobreza, mejorar el nivel de vida de los países en desarrollo y construir un futuro en el que ningún país dependa de la ayuda”.

En su discurso de apertura, Brian Atwood acogió con satisfacción la presencia de los agentes sociales (TUAC y BIAC) y se refirió al valor añadido que suponía su participación también en otros debates y foros como los de la OCDE y el G20.

En la Reunión de alto nivel se examinaron distintos aspectos del programa de desarrollo actual: los objetivos de desarrollo en el periodo posterior a 2015, la próxima Conferencia de Río, el seguimiento del 4° foro de alto nivel sobre la eficacia de la ayuda, la modernización de los exámenes por homólogos y las estadísticas del CAD y, por último, la estrategia de desarrollo de la OCDE para los años venideros.

El debate sobre los “objetivos de desarrollo, pasado y futuro: reflexiones sobre los ODM y las próximas etapas” fue exploratorio y prudente. Muchos de los oradores coincidieron en no comenzar demasiado pronto a definir el marco posterior a 2015. Se indicó que la Conferencia Rio+20 y la posible adopción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, así como las novedades en el marco de la nueva y más incluyente Alianza de Busan se incluirán en el debate como hitos importantes y como indicadores de los progresos alcanzados. Así pues, muchos insistieron en que, de momento, era conveniente centrarse más en el proceso que en el contenido, dado que en el entorno de las Naciones Unidas las cosas eran más complejas.

El debate sobre los compromisos de Busan ofreció a los sindicatos la oportunidad de manifestar su preocupación por la atención que se otorga al sector privado no reglamentado, subrayar la necesidad de enfoques basados en derechos y la importancia del movimiento sindical internacional y la contribución que puede aportar en el periodo posterior a Busan. “El aspecto que define a los sindicatos como asociados fundamentales de la Alianza de Busan es su estructura de representación, densa a nivel nacional y liviana a nivel mundial, pero también a su capacidad de llevar a cabo acciones nacionales e internacionales”, insistió John Evans. Por su parte, el representante de la BIAC se mostró menos ambicioso, diciendo que ellos solo aprobaban los compromisos en el apartado 32 de la Declaración de Busan.

En el debate sobre la estrategia de desarrollo de la OCDE se abordaron las principales opciones estratégicas en el marco de la labor de preparación para la adopción de la estrategia en le Reunión Ministerial, que tendrá lugar en mayo de este año. Si bien parece haber consenso en cuanto al papel que la OCDE desempeñará en el futuro en la arquitectura del desarrollo, basándose en su limitado mandato pero importante acervo (exámenes por homólogos, estadística, estudios analíticos, etc.), queda aún mucho por discutir en relación con las acciones concretas que se emprenderán en el futuro. Una de las tareas más difíciles y necesarias de la estrategia será la promoción y consecución de la coherencia política. Con todo, la OCDE no parece dispuesta, - bajo la potente influencia del Banco Mundial- a aprobar mecanismos más eficaces de establecimiento de normas que podrían exigir que los países rindieran cuentas sobre el cumplimiento de sus compromisos en materia de desarrollo.

La publicación de las cifras de la Ayuda Oficial al Desarrollo para 2012 dejó claro que las opciones estratégicas tendrán que basare en otros elementos que permitan aumentar la ayuda. De ahí la insistencia en el efecto “catalítico” de la Ayuda Oficial al Desarrollo, el énfasis en los PMA y las expectativas (optimistas) de un desarrollo basado en el sector privado.

Se percibió la misma prudencia en el debate sobre las prioridades del CAD, en el que se hizo especial hincapié en las tareas existentes e integradas en base a un presupuesto “de crecimiento cero”. Solo tres gobiernos apoyaron explícitamente actividades con una orientación más social (Noruega), más énfasis en los derechos humanos (Austria) y enfoques basados en derechos (Dinamarca).

El debate sobre la Declaración del CAD para Rio+20 giró en torno a la necesidad de entender que el concepto de “sostenibilidad” no solo tiene implicaciones “medioambientales” sino también sociales y económicas. Al igual que algunos gobiernos (Noruega), los sindicatos apoyaron la inclusión de un concepto más amplio y propusieron varias enmiendas destinadas a reforzar el pilar social, con una referencia clara a nuestras reivindicaciones en relación con el trabajo decente y un nivel mínimo de protección social.

Jan Dereymaeker, delegación de la CSI/TUAC a la reunión de alto nivel del CAD.