Las IFI deben mostrarse más enérgicas contra el déficit global de empleo y la desigualdad

En vísperas de las Reuniones de Primavera del FMI y el Banco Mundial, a nivel ministerial, que tendrán lugar en Washington del 17 al 19 de abril, la CSI insta a las instituciones financieras internacionales (IFI) a que adopten medidas para estimular la creación de empleo, en vista de que el FMI prevé una ralentización del crecimiento económico en los mercados emergentes y los países en desarrollo en 2015.

La Secretaria General de la CSI, Sharan Burrow, manifestó: “Las IFI deberían aprovechar la oportunidad creada por la bajada de los precios del petróleo para fomentar la adopción de unas tasas sobre las emisiones de carbono, cuyos ingresos podrían utilizarse para financiar infraestructuras con un uso eficiente de la energía y servicios públicos esenciales. Esto contribuiría a reducir el déficit global de empleo además de situar a la economía mundial sobre una base sostenible medioambientalmente”. Las recomendaciones están incluidas en la declaración a las IFI, elaborada por la CSI y sus asociados de la Agrupación Global Unions.

Burrow advirtió que no se registrarán mejoras en la relación empleo-población, que según la OIT no ha aumentado desde la recesión mundial de 2009, a menos que se tomen medidas firmes para hacer que la creación de trabajo decente se convierta en una prioridad central dentro de los programas crediticios y el asesoramiento político de las IFI. “El 86 por ciento de la población mundial reside en regiones en desarrollo”, constata Burrow, “así que no habrá progresos respecto a una reducción de los déficits globales de empleo a menos que se revierta la ralentización económica en esas regiones, y que el crecimiento sea más generador de empleo”.

La Secretaria General de la CSI indicó asimismo que las previsiones del FMI en cuanto a un ligero aumento del crecimiento en Europa dependen de que se resuelva la crisis de la deuda griega y se consiga evitar una nueva ronda de inestabilidad financiera en la eurozona. “Le incumbe al FMI desempeñar un papel más constructivo de lo que ha tenido hasta la fecha para intentar encontrar un compromiso reconociendo que el actual nivel de la deuda griega resulta insostenible y reafirmando el derecho del pueblo griego a reconstruir una economía devastada por siete años de depresión”.

La CSI exhorta al Banco Mundial a corregir las graves deficiencias de que adolece su proyecto de salvaguardia laboral hecho público el pasado julio, requiriendo el cumplimiento de las normas fundamentales del trabajo de la OIT en los proyectos financiados por el Banco, y asegurándose de que tanto los trabajadores subcontratados como los empleados directamente estén protegidos por dicha salvaguardia.

Burrow indicó: “Varios Gobiernos están de acuerdo con nuestra recomendación de que el Banco Mundial incluya las mejores prácticas internacionales en su salvaguardia laboral, en línea con las salvaguardias adoptadas por los bancos de desarrollo africano y europeo. De hacerlo así, el Banco Mundial asumiría el liderazgo en lo que respecta al establecimiento de requisitos sociales y medioambientales, y serviría de modelo para otras instituciones, incluyendo el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura”.

La Secretaria General de la CSI apuntó además a diversos estudios por parte del FMI, donde se establece que el incremento de las desigualdades perjudica el crecimiento; confirmando la falta de evidencia que vincule una débil regulación laboral con unas altas tasas de crecimiento, al contrario de lo que la publicación del Banco Mundial “Doing Business”; y vinculando más bien una baja tasa de sindicalización y una reducida cobertura de la negociación colectiva con una mayor desigualdad.

“Resulta difícil comprender por qué los programas crediticios del FMI en Europa y en otros lugares del mundo continúan empecinándose en debilitar las regulaciones del mercado laboral y las instituciones de negociación colectiva, cuando sus propios estudios han demostrado que tales medidas no hacen sino incrementar las desigualdades”, afirmó Burrow. “Si el FMI realmente cree que un aumento de la desigualdad constituye una lacra y no una virtud, debería dejar de alentar a los países a tomar medidas que desembocan en una distribución de ingresos más desigual”.