El Foro Mundial de 2012 tenía dos objetivos principales:
Ayudar a conformar la nueva Estrategia para el Desarrollo de la OCDE (como fue denominada por los Ministros de la OCDE en mayo de 2011);
Identificar mejores prácticas en la utilización eficaz del gasto público para el desarrollo.
El Foro acabó centrándose principalmente en el segundo punto. Sólo se dedicó una presentación en la sesión inicial a la futura Estrategia para el Desarrollo de la OCDE, sin ningún tipo de consulta o interacción real con el público. Sin embargo, las cuatro sesiones sobre diferentes aspectos de la movilización de recursos nacionales y el gasto público han subrayado y profundizado el debate internacional actual sobre la financiación para el desarrollo.
He observado con preocupación que no se menciona a los sindicatos o el diálogo social, ya que las cuestiones relativas a las políticas fiscales y de inversión pública no se consideran un asunto que conciernan a la mano de obra, los empleadores y los empleados. Sabemos que la negociación colectiva nacional puede tener un fuerte impacto en estas políticas, por ejemplo, al afectar el nivel de la renta personal (ampliando así la base fiscal) o al negociar el aumento de salario basándose en las inversiones (incluidas inversiones públicas) en sectores específicos.
Por desgracia, no tuvimos ocasión de plantear la cuestión de la relevancia del diálogo social en la financiación para el desarrollo.
La RSCD debería continuar participando en el debate del CAD-OCDE, en una fase en la que nuevos actores – es decir, países emergentes – empiezan a ejercer influencia en el debate sobre tendencias en materia de desarrollo. La participación del sector privado en el debate es más un deseo que una contribución eficaz. Lo que es peor, la representación corre a cargo en su mayor parte de grupos de presión y grupos que representan intereses privados en lugar de representantes legítimos y genuinos de los empleadores; quizás la RSCD y la TUAC deberían intentar concienciar al BIAC y animarle a involucrarse más en el debate.
Artículo de Gemma Arpaia, ISCOS
