El polvo de las canteras ahoga de enfermedad y deudas a los trabajadores indios

La industria de la explotación de las canteras en la India está condenando a sus trabajadores y trabajadoras a la pobreza y a una muerte lenta por asfixia. Hay miles de trabajadores y trabajadoras de las canteras del Rajastán lidiando con la silicosis provocada por la inhalación de polvo con partículas de cristal de silicio, —muchos de ellos sin que se les haya diagnosticado su enfermedad y sin que nadie haya vinculado a su empleo los problemas respiratorios que les arrebatan la vida.

Miles de trabajadores y trabajadoras de canteras de la India están condenados a la pobreza y a una muerte lenta por asfixia.
Miles de trabajadores y trabajadoras de las canteras del Rajastán lidian con la silicosis provocada por la inhalación de polvo con partículas de cristal de silicio, según un reportaje aparecido en el noticiario de la televisión india. A muchos de ellos no se les ha diagnosticado su enfermedad. Sus problemas respiratorios rara vez se vinculan con el empleo que realizan; la mayoría están condenados a la pobreza debido a su discapacidad y a los costes médicos que deben afrontar.
Vikas Bhardwaj, Secretario de la ONG Dang Vikas Sansthan, afirma que un gran número de personas que trabajaron en canteras de arenisca “fallecieron creyendo erróneamente que habían contraído tuberculosis”. Lo cierto es que ambas enfermedades están relacionadas, ya que la silicotuberculosis está ampliamente reconocida como una afección asociada a la inhalación de polvo de sílice.
Las canteras de arenisca están autorizadas oficialmente en esta zona desde 1920, explica Bhardwaj, sin embargo, hasta 2011 no se reconoció oficialmente el primer caso de silicosis. “Hasta noviembre de 2011 no nos percatamos de que la gente había caído en las garras de la silicosis”, afirma.
Según los lugareños, Balram, un hombre de 60 años, es el superviviente de más edad de Karauli, un pueblo de 3000 personas. Dicen que la enfermedad se ha cobrado la vida de varios hombres, la mayoría de mediana edad, que dejan tras de sí a sus viudas. “Nadie llega aquí a vivir hasta los 60,” afirma Prabhu Dayal, también enfermo de silicosis.
Rajastán carece de estadísticas concretas sobre los niveles de silicosis debido a su falta de recursos para diagnosticar la enfermedad y a la existencia en el Estado de empresas mineras y canteras no oficiales.
Más de dos millones de trabajadores y trabajadoras están expuestos a este polvo, pero sólo hay siete centros de neumoconiosis para diagnosticar la silicosis cuyos equipos, de solo tres médicos en cada centro, proceden a realizar diagnósticos los fines de semana.