El Consenso de Cebú - La sociedad civil se reorganiza después de Busán

Cebú, perla del turismo filipino, es donde Tony Tujan, Copresidente de BetterAid y nativo de la provincia, organizó una reunión a la que asistieron 80 delegados de la plataforma de BetterAid y del Foro sobre la Eficacia del Desarrollo de las OSC, celebrada del 20 al 23 de febrero de 2012. La reunión fue convocada con el objetivo de discutir la manera en que las OSC se organizarán para seguir trabajando en las cuestiones de la eficacia del desarrollo y para interactuar en el seno de la nueva Alianza de Busán para una Cooperación al Desarrollo Eficaz.

En 2008 BetterAid (BA) pasó a sustituir al Grupo Directivo Internacional (ISG) y fue oficialmente inaugurada como la plataforma de coordinación política para la sociedad civil después del Tercer Foro de Alto Nivel (FAN-3) en Accra. El Foro sobre la Eficacia del Desarrollo de las OSC (Foro) fue creado en el marco de Accra para permitir a la sociedad civil trabajar conjunta e independientemente de los Gobiernos sobre cuestiones de la eficacia del desarrollo. El punto culminante del trabajo del Foro fue la formulación (en 2011) del Marco Internacional para la Eficacia del Desarrollo de las OSC, que incluye los 8 Principios de Estambul para la Eficacia del Desarrollo de las OSC.

Después del FAN-4 en Busán (2011), ambas plataformas tuvieron que replantearse sus misiones y tareas a la luz de la recién aprobada Alianza de Busán para una Cooperación al Desarrollo Eficaz.

El Consenso de Cebú

Después de dos días de acalorados debates en Cebú y a pesar de cierta reticencia tradicional por parte de las instituciones a la reforma en sí, los 80 participantes, representando las redes continentales de África, Asia-Pacífico, Latinoamérica, Norteamérica y Europa, así como las organizaciones como AWID (mujeres), CSI (mano de obra), acordaron crear una nueva plataforma unificada que aborde los retos post-Busán de compromiso, representación y coordinación de las OSC.
La nueva plataforma, cuya estructura se habrá finalizado en los próximos meses, sustituirá a BetterAid y al Foro en septiembre, momento en que ambas plataformas se disolverán. Entre tanto, un equipo de trabajo que representa a los principales integrantes, incluidos los sindicatos a través de la CSI/TUAC, trabajarán en el anteproyecto para una coordinación viable y efectiva de las OSC.

Las páginas no escritas de la gobernanza post-Busán

No obstante, ¿qué debería hacer esta plataforma de OSC mientras su contexto institucional se encuentra “en construcción”? La arquitectura post-Busán está siendo debatida en estos momentos por Gobiernos donantes y asociados, instituciones multilaterales (Banco Mundial, OCDE/CAD, el Grupo de Desarrollo de la ONU, etc.) y la sociedad civil. Una estructura “ligera a nivel global, sólida a nivel de los países” era una perspectiva fácil de expresar en Busán – más fácil que ponerla en funcionamiento, sobre todo cuando se supone que la estructura ha de proporcionar al menos un mínimo de supervisión y evaluación de los compromisos contraídos. La nueva estructura de gobernanza deberá haberse establecido antes de julio y se espera que incluya la debida representación sindical en la mesa de negociaciones, junto con el sector privado y otros actores.

Pero ahora el debate sobre desarrollo está llevándose a cabo también en otras partes. París y Accra fueron por muchas razones “únicos” en tanto que lugares de debate y de definición de políticas. Hoy en día existen programas emergentes de desarrollo no sólo en torno a la Alianza de Busán. El G20 cuenta con su grupo de trabajo en materia de desarrollo (puesto en marcha también por iniciativa del Gobierno surcoreano), la OCDE/CAD está revisando su programa de desarrollo, Río+20 está batallando con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la ONU está lanzando los debates post-2015. ¿Dispondrán los Gobiernos y demás asociados de la capacidad suficiente para ocuparse de estos programas? ¿Van a competir y permitir que los enfoques divergentes se salgan con la suya? Cabe la posibilidad de que la menos estructurada (sin intereses institucionales creados), la Alianza de Busán, sea la que más sufra a raíz de esta caótica estructura del desarrollo.

Los Componentes Básicos de Busán: ¿Subgrupos 2.0?

La naturaleza voluntaria y no estructurada del ámbito de trabajo de la eficacia de la ayuda, que flota en el aire entre la OCDE y la ONU, ya había dado lugar a un grupo complejo e impreciso de “subgrupos”. Éstos sufrieron estructuralmente de una falta de recursos, de una falta de apoyo por parte de los países asociados y de una participación mal planteada de la sociedad civil en los grupos de trabajo y los procesos impulsados por los donantes. El fracaso de los subgrupos pre-Busán quedó claramente patente a través de las pruebas recopiladas en la Encuesta sobre la Supervisión de la Declaración de París de 2011: sólo hubo progresos en uno de los trece indicadores (limitados). Es más, el progreso global lo realizaron en particular los Gobiernos asociados, no los que controlan el juego – los países donantes.

En el período previo a Busán, los copresidentes del Grupo de Trabajo sobre Eficacia de la Ayuda de la OCDE, Bert Koenders y Talaat Abdel-Malek, propusieron un método de trabajo para organizar la labor en “Componentes Básicos” en lugar de utilizar los “Subgrupos” existentes. Los Componentes Básicos se volvieron a discutir y conformar en Busán, durante el FAN-4, como “coaliciones de los dispuestos” o “comunidades de práctica” impulsadas por los países asociados y de múltiples partes interesadas, respondiendo a la naturaleza voluntaria de los compromisos. Se puede consultar una visión de conjunto de los ocho Componentes Básicos existentes en estos momentos (al menos sobre papel), junto con sus promotores, en el sitio web.

No obstante, no existen unas directrices claras sobre cómo van a funcionar los Componentes Básicos. Muchos siguen siendo los “subgrupos” que eran – impulsados por los donantes, y por lo general imprecisos. La sociedad civil y los sindicatos no están considerados parte esencial de las iniciativas y, en el mejor de los casos, son “invitados a contribuir” a lo que los Gobiernos ya han decidido. Esperemos que en los próximos meses se obtenga una visión más clara del valor añadido de los Componentes Básicos.

Un cambio de paradigma erróneo: ¿de la ayuda al desarrollo, o del derecho al desarrollo a “hacer negocios”?

La geopolítica, por una parte, y la fatiga del donante con relación a los compromisos de eficacia de la ayuda, por otra, dejaron vía libre a lo que algunos eufemísticamente denominaron “una nueva visión” del desarrollo: el sector privado aportará crecimiento y eso solucionará los problemas y garantizará un desarrollo general. En esta visión, los Estados deberían limitarse a gestionar eficazmente las condiciones propicias para “jugar un papel activo en mejorar los resultados, tanto en materia de desarrollo como de negocios, a fin de que éstos se refuercen mutuamente”.

Nos encontramos efectivamente ante un cambio de paradigma, pero que no sitúa la ayuda en el contexto general del derecho al desarrollo, sino que considera el crecimiento económico impulsado por el mercado como el nuevo credo para el desarrollo. París (2005) y Accra (2008) tenían ciertos compromisos programados para fomentar unas estrategias de desarrollo basadas en los derechos como prerrequisitos para la sostenibilidad, pero la Alianza de Busán ha relegado los enfoques basados en los derechos a los compromisos de las OSC exclusivamente, en un momento en el cual, en un número creciente de países de todo el mundo, los derechos básicos de las personas son violados y la libertad sindical y de asamblea se encuentran bajo una presión cada vez mayor.

Por lo tanto, la sociedad civil aceptará el desafío y propondrá que en los Componentes Básicos post-Busán planteados (por ejemplo, con relación al sector privado, resultados y responsabilidad, cooperación Sur-Sur, instituciones y políticas efectivas, etc.) se incluyan enfoques basados en los derechos. También animaremos al Equipo de Trabajo sobre Eficacia de las OSC y un Entorno Propicio y Habilitante a que desarrolle un componente sólido para la promoción de los derechos básicos para la sociedad civil, incluyendo la libertad sindical, la libertad de expresión, el derecho a un desempeño de actividades libre de la injerencia estatal injustificada, el derecho a comunicar y a cooperar, el derecho a buscar y asegurar financiación y el deber del Estado de proteger a sus ciudadanos.

La nueva plataforma, así como sus alianzas con Gobiernos comprometidos y otros actores, debería aportar una implementación concreta a nivel nacional y un compromiso internacional que aborde el desafío principal que no se ha tenido en consideración en Busán: la falta de voluntad política para implementar sus compromisos y aspirar a unos resultados de desarrollo tangibles y basados en los derechos, que sean importantes para las personas.

Los sindicatos después de Busán y Cebú: comprometidos con la lucha contra la desigualdad y la pobreza

Tal y como afirmamos en nuestra Declaración sindical en respuesta a la Alianza de Busán para una Cooperación al Desarrollo Efectiva: “El movimiento sindical internacional se compromete a participar en la Alianza de Busán para una Cooperación al Desarrollo Eficaz, en su gobernanza y sus estructuras operativas en los procesos post-Busán, en particular para incidir en los Componentes Básicos propuestos en materia de “sector privado”, “resultados y responsabilidad” y otros, tales como los enfoques basados en los derechos[…]. El movimiento sindical internacional reitera su compromiso con un paradigma de desarrollo alternativo basado en la justicia social y las sostenibilidad por medio de la lucha contra la desigualdad, la promoción del trabajo decente, la protección social y empleos verdes, así como una arquitectura de desarrollo internacional basada en las normas, inclusiva y legítima.”

En tanto que movimiento sindical, hemos compartido una parte importante de la estrategia y análisis de las OSC antes, durante y después de Busán. El Consenso de Cebú que establece la nueva plataforma de las OSC, tiene ahora que traducirse en estructuras factibles y estrategias efectivas en el seno de la sociedad civil. Nuestro compromiso dependerá de la fuerza de estos compromisos y alianzas, así como de la eficiencia a la hora de ocuparse de los nuevos programas y los nuevos actores: BRIC y el sector privado.
Esto puede ser o no ser un programa compartido con la sociedad civil prevaleciente. Junto con TUAC, así como nuestras afiliadas regionales y nacionales, estaremos alertas para garantizar que nuestro programa, como representante y movimiento social basado en los miembros y que defiende los derechos de los trabajadores y trabajadoras de todo el mundo, reciba la atención adecuada y ocupe el lugar que le corresponde en la mesa de negociaciones.

Artículo de Jan Dereymaeker, CSI