Declaración de la CSI: Día Mundial de la Lucha contra el SIDA 2013

Con ocasión del Día Mundial de la Lucha contra el SIDA 2013, que tendrá lugar el 1 de agosto de 2013, la CSI recuerda hoy a los muchos millones de personas que han perdido la vida a causa del VIH/SIDA, y rinde homenaje a todos los afectados por el VIH y a quienes luchan para concientizar sobre esta epidemia y para llevar a cabo acciones.

Pese a los avances logrados hasta el momento, en 2012 se dieron no obstante 2,3 millones de nuevos casos de infección por el VIH. El 66% de las personas infectadas más necesitadas no tienen acceso a un tratamiento antirretrovírico (1) y las personas infectadas y afectadas por el VIH siguen siendo víctimas de la discriminación, la estigmatización y la privación de derechos. El África subsahariana continúa siendo la región más afectada, donde se localizan dos terceras partes del total de personas seropositivas del mundo, así como dos tercios de los nuevos casos de infección por el VIH y de las muertes relacionadas con el SIDA que se produjeron en 2012. Pero el VIH/SIDA también constituye una amenaza para muchos otros países y regiones.

Los sindicatos están categóricamente comprometidos a mantener un liderazgo firme y permanente para hacer frente a las desigualdades en materia de salud y al VIH/SIDA en el mundo del trabajo, y para asegurarse de que los progresos y las inversiones logrados hasta ahora no disminuyan.

Así pues, los sindicatos han resuelto poner de relieve el tema del Día Mundial de la Lucha contra el SIDA 2011-2015: “Llegar a cero: cero nuevas infecciones por el VIH. Cero discriminación. Cero muertes relacionadas con el SIDA", a fin de reclamar más justicia social, más igualdad y más equidad en las acciones futuras, el reconocimiento del papel que desempeña el mundo del trabajo en la respuesta al SIDA, y especial atención a los enfoques que tengan en cuenta la perspectiva de género.

El VIH y el SIDA siguen afectando de manera desproporcionada a las mujeres de todo el planeta. Cada minuto, una mujer joven contrae el VIH. El riesgo de contagio del VIH es el doble cuando se trata de un hombre infectado y una mujer sana, que viceversa. El VIH se ve exacerbado por las desigualdades de género y por determinadas normas perjudiciales relacionadas con el género, incluyendo la violencia de género y el acoso sexual, así como la pobreza, la discriminación y la exclusión social. La crisis económica mundial tiene importantes consecuencias para las mujeres, agravando su situación históricamente desfavorecida. Estas consecuencias no aparecen adecuadamente reflejadas en las estadísticas, y es sumamente difícil hacer un seguimiento de las repercusiones de la crisis económica tanto en la economía informal como en la economía reproductiva (cuidados/familia). Las mujeres siguen estando fuertemente expuestas al virus del VIH, siguen teniendo un acceso rigurosamente restringido a la prevención y al tratamiento, así como un acceso extremadamente restringido a empleos de calidad y a la protección social. Al mismo tiempo, los sistemas de sanidad pública en los países con la mayor prevalencia de VIH no tienen la capacidad para proporcionar los cuidados ni el apoyo emocional que los enfermos necesitan. Son las mujeres las que cargan con la responsabilidad de los cuidados – y este trabajo sigue sin estar ni reconocido ni remunerado.

Es preciso que todos los actores adopten y emprendan medidas enérgicas para acabar con la trayectoria de la epidemia del SIDA.

Por eso, en junio de este año, la OIT, ONUSIDA, la OIE y la CSI pusieron en marcha la iniciativa VCT@Work, cuyo objetivo es llegar antes de 2015 a 5 millones de trabajadoras y trabajadores con asesoramiento y pruebas voluntarias y confidenciales, como parte de los esfuerzos para conseguir que los trabajadores puedan conocer su estado serológico y recibir tratamiento en caso necesario.
La campaña VCT@work también nos ayuda a trabajar para establecer el marco de los derechos. Si bien es necesario que se realice un mayor número de pruebas de VIH, debemos asegurarnos de que siempre se hagan de manera voluntaria, completamente confidencial y fiable. Los resultados de las pruebas de VIH no deben en ningún momento poner en peligro el acceso al trabajo, la permanencia, la seguridad del empleo ni las oportunidades de desarrollo de las personas, y los trabajadores deben estar completamente protegidos contra la revelación no autorizada de la información relativa a su estado serológico. No debe tolerarse ningún tipo de discriminación sobre la base del estado serológico, el estado de salud, la orientación sexual, el género, la edad, ni el tipo o sector de trabajo.

Estas normas del lugar de trabajo constituyen una parte incuestionable del programa de trabajo decente, para lo cual es preciso que consolidemos los marcos políticos y jurídicos a escala nacional, sectorial y del lugar de trabajo, tal y como se especifica en la Recomendación núm. 200 sobre el VIH y el SIDA de la OIT. Esta Recomendación fue adoptada en 2010, tras una larga lucha por parte de los sindicatos a favor de una norma que vela por la prevención y la prohibición de la discriminación y la explotación en los lugares de trabajo.

Únicamente el trabajo decente – con voz y derechos – aborda las vulnerabilidades subyacentes al VIH, empodera a las mujeres y a los jóvenes y proporciona a la juventud opciones más estables y productivas para el futuro.

La CSI está convencida de que si los Gobiernos tienen la voluntad política y trabajan en estrecha coordinación con los interlocutores sociales, la protección social y la justicia social podrían llegar a ser universales incluso en los países más pobres. Así pues, la CSI considera que la respuesta al SIDA debería inscribirse en el programa general de desarrollo e incorporarse a otros derechos humanos, al desarrollo y a los esfuerzos en materia de sanidad. Por consiguiente, a fin de no poner en peligro los logros conseguidos a lo largo de la última década, la sanidad y el SIDA deberían ocupar un lugar en el marco de desarrollo post-2015.

Por lo tanto la CSI quiere destacar la importancia de optimizar la contribución del mundo del trabajo a la respuesta global al VIH con el fin de alcanzar efectivamente un acceso universal. Abordar la protección de los derechos humanos relacionados con los lugares de trabajo de las personas que viven o que se cree viven con el VIH puede dar lugar a importantes beneficios en el ámbito de la salud pública, así como beneficios socioeconómicos e individuales.

La protección social representa una oportunidad global para afrontar la crisis económica mundial y sus repercusiones en la población – y para acelerar la recuperación. Tiene muchos puntos de partida posibles para influir en los resultados relativos a la sanidad. Para que la protección social funcione, sobre todo en el ámbito de la prevención, es preciso contar con unos marcos multisectoriales. La protección social debería incluirse en la respuesta al SIDA y debería tener en cuenta la perspectiva del SIDA a fin de lograr un mayor ejercicio de la igualdad de derechos y la justicia social, así como garantizar una mejor asistencia y servicios sociales para todos y todas.

Es por ello que la CSI seguirá desempeñando un papel decisivo, fortaleciendo su liderazgo en la respuesta al VIH y al SIDA y ajustando mejor las actividades y la labor de promoción que realizan los sindicatos al contexto cambiante del VIH a escala mundial, nacional y regional. El desafío a presente es mantener la cuestión del SIDA entre las máximas prioridades del programa y acelerar las medidas para poner fin a la epidemia. La CSI reitera su compromiso con la ampliación de la respuesta de la comunidad internacional y su apoyo al logro de todos los ODM a escala mundial para 2015, acelerando los progresos para alcanzar el acceso universal a la prevención, el tratamiento, la atención y el apoyo con relación al VIH/SIDA.

Por otra parte, los sindicatos están comprometidos a promover el respeto de los derechos humanos y la eliminación de los obstáculos que suponen la discriminación, el estigma y la exclusión para el logro del acceso universal a la prevención, el tratamiento, la atención y el apoyo con relación al VIH/SIDA. La CSI reitera su compromiso con las acciones colectivas destinadas a fomentar los derechos humanos y los enfoques basados en los derechos para abordar el VIH/SIDA.

Las Federaciones Sindicales Internacionales desempeñan un papel sumamente importante en diversos aspectos específicos de sectores concretos del VIH/SIDA a escala mundial, nacional y regional. La CSI acoge con satisfacción la labor de defensa común e incesante con respecto al VIH/SIDA y el mundo del trabajo, así como los esfuerzos conjuntos para que la cuestión del VIH/SIDA se convierta en una prioridad para los sindicatos.

La CSI reafirma que no es el momento de aminorar los esfuerzos para abordar la problemática del VIH y el SIDA. Prosiguiendo con nuestra labor, con un liderazgo político sólido y proactivo, una mejor gobernanza y esfuerzos constantes para reducir las desigualdades, podemos avanzar en pos del objetivo del acceso universal y abrir el camino a un mundo con cero nuevas infecciones por el VIH, cero estigma y discriminación, y cero muertes relacionadas con el SIDA.

1. Personas que cumplen los requisitos necesarios para recibir el tratamiento ARV según las directrices de la OMS 2013 (ONUSIDA 2013)